LA CUARESMA EN ABC
El patero del lunes: Pista olímpica, por Miguel Ángel de Abajo
Una corriente de opinión lamenta que la carrera oficial sea un Calvario para las cuadrillas de costaleros
Un giro, otro giro , un cuarto y mitad de giro, la mitad de otro y tres cuartos… hasta llegar al Arco de Bendiciones (no confundir con el arco de meta). La recuperada carrera oficial en la Mezquita , sublime, profunda y única, ofrece un repertorio de giros, rampas y cuestas que está haciendo las delicias de muchos y las maldiciones de unos poquitos.
Estos últimos, se quejan de las inclinaciones del terreno , de que los palios, según el lugar en que se paren, pierden la simetría y la perpendicularidad, al igual que les pasa a las candelerías, cuyas composiciones matemáticamente trazadas parecen descomponerse.
Pero lo peor es el descuadre que todo lo anterior provoca en las cuadrillas de costaleros , a las que no hay manera de nivelarlas, dando lugar, al parecer, a cierto desgaste físico, por las presiones añadidas fruto de los desniveles orográficos… Hay una cierta corriente de opinión que se lamenta de que la carrera oficial sea un Calvario para las cuadrillas de costaleros , lamento poco coherente, pues qué mejor que un Calvario para las escenas de Calvario que se representan en pasos y palios. Un Calvario sin kilos, ni dificultades en el terreno no tiene mérito, es un Calvario de salón. El Calvario tiene que incluir tres caídas como mínimo, varios serruchos palante y patrás y amplios zarandeos de costero a costero.
Así, pareciendo un calvario, el esfuerzo se asemejaría más al de la Pasión . Hay quienes propugnan un suelo planito, lisito, sin altibajitos, en todo caso, con algún que otro giro para poder hacer la maniobra sin mirar el reloj y recreándose todo el tiempo del mundo mientras suenan varias marchas en bucle, cuanto más bucle mejor. Parece que prefirieran , no una carrera oficial en un enclave histórico artístico y espiritual, único en el mundo, como es la Mezquita Catedral de Córdoba, sino una pista olímpica , perfectamente asfaltada, ergonómica, lisa, con alguna curvita que le dé emoción, pero tampoco mucha. Lo ideal sería una pista de aterrizaje con moqueta, para amortiguar el pie y la zancada, sin baches, ni adoquines, asfaltada con bizcochos borrachos.
Un pavimento pulido sobre el que rachear el pie fuera como andar sobre alfombra voladora , así, hasta podrían ir en traje de chaqueta y corbata, eso sí, con el costal calado hasta las cejas.