LA CUARESMA EN ABC

El patero del lunes: Cívico y anticívico II, por Miguel Ángel de Abajo

A favor de la hermandad de pro de la O, existe un éxito de participación ciudadana sin que esté Participación Ciudadana

Cartel del Centro Cívico de Levante ABC

Miguel Ángel de Abajo

Cuanto más se trata de desliar, más se lía el lío en el que está liada Participación Ciudadana , con el asunto de la salida de la casi hermandad de pro de la O , desde el centro cívico o anticívico de Levante en la antigua prisión.

Cada vez son más personajes los que se van sumando a este sainete («casus belli») de enredo: el Pleno del Ayuntamiento de Córdoba («alea jacta est…» ), el gobierno municipal y la oposición (vade retro…), el secretario del Consistorio («ex catedra…»), la Asesoría Jurídica municipal («dura lex, sed lex»), el panadero que recoge firmas («homo sapiens»), la pescadera de la esquina, portavoza («vox populi») de las reivindicaciones de la hermandad, el de las chuches y la librería («alma mater studiorum2), los quinceañeros («carpe diem2) de la procesión, los vecinos del 3-6º-A… tú y yo, que no somos del barrio pero que en nuestra cívica («urbi et orbi») condición no entendemos las civipitifláuticas razones del civipitifláutico centro cívico.

La razón del ser o no ser de este berlanguesco embrollo está en que la iniciativa es de carácter religioso católico (amén). Esto es el meollo del follón («dies irae…»). He aquí la pregunta consecuente: ¿Es que lo religioso es un virus contagioso y peligroso, un pica pica por el que se pueda adquirir el ébola, la lepra, el sida, o acelerar el calentamiento global? ¿Por qué un centro cívico puede admitir casi todo tipo de actividades cívicas y bicicletacísticas, triciclocíticas y hasta Ganemoscistíticas, menos las de carácter religioso? («gori, gori, gori, gori...2) ¿Es que lo religioso, ya sea católico, budista o musulmán, no es también cívico? ¿Es que no es didáctico y pedagógico que lo cívico dialogue con lo religioso («mens sana…»), lo religioso con lo civil («… in corpore sano») y lo laico con lo religioso («cogito ergo sum…») y que todos a una, como en «Fuenteobejuna», brinden felices y coman perdices mientras bailan un regueton de cornetas y tambores? Cada uno en su casa y Dios en la de todos: las cofradías deben aspirar a salir de sus sedes y no de casa del vecino, pero en circunstancias especiales los buenos vecinos están para ayudarse.

Se está consiguiendo un gran éxito de participación ciudadana a favor de la hermandad de pro , sin el concurso de la Participación Ciudadana en su versión municipal y civipitiflaútica («dixit»).

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