LA CUARESMA EN ABC
El patero del domingo: Papeleras, por Luis Miranda
Se guardan y se piden fotografías de una imagen a la que sólo se vio detrás de una pantalla
La Semana Santa termina con dolor de pies, articulaciones deshechas de las esperas, los bolsillos llenos de estampas, quizá algún trozo de pétalo en el pelo y el teléfono dando avisos de que no se pueden guardar tantos vídeos en la memoria. Las cofradías siempre fueron reflejo del mundo en el que viven y en estos tiempos no podían escapar de la tentación de plasmar en imágenes tangibles aquello que bien visto sólo pasa en el interior del alma de uno.
Se guardan y se piden fotografías de una imagen a la que quizá sólo se vio detrás de una pantalla, se dan besos a un trocito de cartón cuando ni se ofreció un padrenuestro al tener encima lo que allí aparece, se guarda en un cajón de casa, quién sabe por cuánto tiempo, la fotografía de la imagen de la que no se recordará lo que quería representar y decir. Más de una vez he visto cómo la gente no se paraba a mirar a mi Virgen de las Angustias , pero sí que se hechizaba con el lampadario y buscaba unas monedas para que algunas lucecitas titilaran. Lo mismo era un donativo sincero que la respuesta al embrujo de una máquina tragaperras.
La catequesis de las imágenes en la calle y su capacidad para impactar en el alma se transforman enseguida en una imagen virtual de la que no quedará nada en el alma; la estampa que se guarda con amor en la cartera tiene ahora el mismo valor que un sello que se colecciona, aunque el aficionado a la filatelia al menos sabe por qué lo hace; los pétalos son menos ofrenda que un espectáculo que hay que planear y grabar, el vídeo un mal «souvenir» del que no se querrá saber nada ni cuando se haya subido a las redes sociales. En Semana Santa el Miércoles de Ceniza ya es un recuerdo lejano y nadie tiene presente que el si el Padre recompensa es precisamente porque ve en la verdad de lo escondido y no en aquello que se hace tocando la trompeta.
Es el sino de los tiempos: hace falta el fetiche para hacer la ilusión de que se guarda en la memoria. Habrá gente que mire, piense y reflexione para amasar en el corazón durante todo el año. Para tantos de los demás ya están las papeleras virtuales de los móviles y los contenedores de papel reciclado.