Semana Santa de Córdoba

Un paso para otra época: el Amarrado a la columna de Córdoba en los años 40

Desde 1927 hasta 1962 la cofradía del Huerto formo parte de la nómina del Martes Santo

El Señor Amarrado a la columna, en una imagen de un Martes Santo antiguo Fundación Cajasur / Fondo Ricardo

Álvaro R. del Moral

EL misterio retratado ya no forma parte de la Semana Santa de Córdoba aunque la cofradía del Huerto, eso sí, supo reivindicar a la imagen titular -memoria viva de la celebración pasionista- para reincorporarla a su cortejo hace poco más de tres lustros. Los sayones fotografiados habían quedado atrás hace mucho tiempo. Imprimían su propio carácter al segundo paso de aquella hermandad de San Francisco a la que los viejos recordaban saliendo a la calle en la noche del Martes Santo con nazarenos de elegantes túnicas de infrecuente color gris perla y un grueso cáliz bordado en oro en la delantera del cubrerrostro.

El Señor Amarrado a la Columna, devoción antiquísima de los guadamecileros , había recuperado su lugar en las calles de Córdoba, con otra envoltura sensorial muy distinta. Fue en el Domingo de Ramos de 2004, con acento grave en el acompañamiento musical, severidad en la caoba y la plata de su trono, servidores de librea reservando las andas...

Ése es el presente del segundo paso de la cofradía del Huerto, pero la fotografía publicada junto a estas líneas corresponde a un Martes Santo ya remoto , jornada en la que la corporación de San Francisco languideció hasta quedar inactiva en 1963. Aquella penúltima etapa de la compleja historia de la actual corporación del Domingo de Ramos se antoja demasiado corta. La hermandad se había reorganizado en 1917, pero no pudo o no supo superar las cerradas curvas de los años 60 que marcaron una profunda crisis o estancamiento de la celebración…

El Señor iba con sayones que lo azotaban, pero desde su regreso en 2004 lo hace en solitario

La hermandad hunde sus raíces -a comienzos del siglo XVII- el templo de San Nicolás de la Ajerquía , donde Ramírez de Arellano aún ubicaba al Señor del Huerto recibiendo culto «en una gran urna» a mediados de la centuria decimonónica. En esos momentos la historia del templo ya estaba sentenciada aunque sus muros desmochados -perdida la espadaña que sobresale en los viejos grabados y en alguna rara fotografía- aún se levantan entre el paseo de la ribera y la plazuela de la calle Badanas.

Las dos antiguas puertas de la iglesia -la maltrecha heráldica parroquial timbra aún sus dinteles- pudieron ver el paso de aquella primitiva corporación penitencial que, en su primera etapa, dejó de salir en 1797 , anticipándose a la profunda crisis que paralizó la celebración pasional en Córdoba en el siglo XIX. Aún aguardaban otros naufragios…

La cofradía, en la práctica, había quedado disuelta pero la imagen del Señor del Huerto, privada de su hermandad, había retornado a la Semana Santa de Córdoba en 1851 formando parte de la procesión oficial del Santo Entierro en base a los postulados del famoso decreto del obispo Trevilla. En 1861 hubo un conato de reorganización que no tuvo demasiado alcance aunque la imagen mantuvo su cita con aquel cortejo oficial del Viernes Santo.

En 1877, a raíz de la reorganización de las feligresías de la zona y la supresión de la parroquia de San Nicolás, frecuente víctima de riadas, las imágenes del Señor del Huerto y la Virgen de los Dolores fueron trasladadas a la antigua iglesia conventual de San Pedro El Real . La nueva parroquia se erigió en el antiguo templo franciscano, mucho más rico, amplio y capaz y se puso bajo el patronazgo de San Francisco y San Eulogio.

No faltó un nuevo intento reorganizador en la nueva sede, pero volvió a ser vano. La imagen titular, además, dejó de salir en la procesión del Santo Entierro. En aquella iglesia, privada ya de los sayales franciscanos por el nefasto brazo desamortizador, recibía culto la imagen del Amarrado. De antiguo fue conocido como Señor de las Penas . Los historiadores han datado el encargo de la imagen en un taller granadino por Fray Juan Zamorano en 1662. No hay demasiada unanimidad en torno a su autoría aunque nos interesa más su incorporación a la cofradía después de la mudanza de San Nicolás. A pesar de la intermitencia de su vida corporativa ese vínculo ya permanecería para siempre.

Pero habría que esperar para verlo en la calle. El definitivo arranque de la segunda etapa histórica de la hermandad del Huerto se produce en 1917. Diez años más tarde ya está formando parte de la nómina del Martes Santo , jornada a la que retornaría en 1941 después de un breve paso por la del Miércoles Santo y hasta la participación en la procesión oficial del Santo Entierro de 1935, la única que se autorizó en aquel año por las autoridades de la II República.

El paso del Amarrado ya formaba parte de ese cortejo nazareno, memoria sepia de una Semana Santa que se parece tan poco a la actual. En 1963 llegaba un nuevo ocaso provisional . Tuvieron que pasar cuatro décadas para que el Señor Amarrado a la Columna escalara la calle de la Feria en la tarde de un Domingo de Ramos cerrando el círculo de la tercera etapa histórica de una cofradía sin la que no se puede entender el devenir de la Semana Santa de Córdoba.

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