PREGÓN
Palabra de costalera
Inmaculada Aranda recuerda a los no nacidos y a las mujeres víctimas de violencia de género
El pregón del costalero de 2018 no era un pregón al uso. En él se unían una serie de circunstancias que lo hacían esperado y especial. Por primera vez, era una mujer la que subía al atril para hablarle de tú a tú a los costaleros. Con respeto, pero sin complejos. Con la experiencia que dan 18 años guiando a una cuadrilla de la que ella misma fue hermana fundadora. Por eso, la hermandad de la Cena quiso que fuera Inmaculada Concepción Aranda la que tomara la palabra en este tradicional acto de la Cuaresma cordobesa.
El que fuera capataz de la pregonera, Carlos Herencia, fue el encargado de ensalzar la trayectoria y compromiso de Inmaculada Aranda en la iglesia de la Magdalena, donde sonó la música de la Agrupación Musical de la Sagrada Cena . Una vez tomó la palabra, la hermana del Amor y de la Universitaria hilvanó un discurso a modo de rosario, centrado en los misterios gozosos. Y es que, fue precisamente durante un rosario cuando germinó la idea de crear una cuadrilla de mujeres costaleras que portase a la Virgen de la Encarnación .
El de este sábado fue un pregón íntimo, escrito y leído desde el corazón. En el mismo, la exaltadora clamó a la vida en defensa de los no nacidos , cuyo cirio porta la titular mariana del Cerro en su paso de palio. También desde su faceta como médica, asemejándolo al juramento hipocrático que realizó para ejercer su profesión.
Tampoco quiso olvidarse Aranda de una de las mayores lacras que sufren las mujeres, la violencia de género , que abordó desde otro de los misterios. Una muestra de compromiso desde el atril de la Magdalena en un tema doloroso con el que la pregonera ha tenido que actuar en su vida profesional y para el que pidió su cese inmediato.
No obstante, el momento más emotivo del discurso coincidió con el recuerdo a las costaleras que ya no están y a las que una enfermedad le arrebató la vida. Un homenaje sentido, al igual que el resto del pregón. Una exaltación a la vida, al mundo del costal y, ¿por qué no? A la mujer.