ACTOS 17 DE NOVIEMBRE

El obispo regala a la hermandad de la Misericordia una oración por los Santos Mártires de Córdoba

a cofradía lo suma a su patrimonio litúrgico y la utilizará en actos oficiales en honor a los Santos Mártires

Procesión de los Santos Mártires ABC

R. C. M.

La hermandad de la Misericordia ha recibido un regalo por parte del obispo de la Diócesis de Córdoba , monseñor Demetrio Fernández . Se trata de una oración que ha compuesto el propio prelado con motivo de la proximidad de la fiesta de los Santos Mártires, que se celebra cada 17 de noviembre y que es especialmente conmemorada por esta cofradía –pues forma parte de su título-.

Publica la hermandad a través de su página web y sus redes sociales que « en vísperas del mes de noviembre , en que nos disponemos a celebrar, como todos los años, los cultos en honor de los Santos Mártires de Córdoba, el obispo de nuestra diócesis, monseñor Demetrio Fernández González, ha tenido a bien regalar a la Hermandad que les rinde culto una nueva oración a ellos dirigida». Esta oración se suma al  patrimonio litúrgico de la Misericordia y a partir de ahora será la utilizada en los actos oficiales que celebrará en honor a los Santos Mártires.

El texto de la oración es el siguiente : «Santos Mártires de Córdoba, Mártires de Cristo, Mártires de la fe y del amor más grande, que recibisteis la gracia del martirio como un don supremo del Espíritu Santo, con el que pudisteis rubricar el amor a Cristo en la entrega de vuestra vida hasta el derramamiento de vuestra sangre.

Sois el mayor tesoro de la Iglesia que camina en Córdoba, de esta Iglesia que ha encontrado distintas persecuciones a lo largo de su historia milenaria y ha salido más reforzada de ellas, porque la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos.

Vosotros nos enseñáis a confesar nuestra fe no sólo con los labios, sino con el corazón y con toda la existencia. Vosotros nos alentáis a dar la cara por Jesucristo, según nos enseñó el Maestro y Señor: «A quien se declare por Mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).

Apoyados en vuestro testimonio y fortalecidos con vuestra intercesión, pedimos a Dios nos conceda arrojo y valentía para anunciar a Cristo a los hombres y mujeres, a los niños y a los jóvenes de nuestro tiempo. Y que realicemos esta tarea de evangelización en plena comunión con los demás miembros de la Iglesia y con nuestros pastores.

Dadnos la fuerza de la fe, con la que podamos mover montañas y superar las dificultades de la vida. Dadnos una caridad ardiente con la que salgamos, como el Buen Samaritano, al encuentro de nuestros hermanos necesitados. Dadnos la fortaleza y la constancia para soportar y emprender los duros trabajos del Evangelio.

Vosotros, que habéis regado esta tierra con un amor más grande que el odio y que la muerte, no permitáis que las fuerzas del Maligno nos acobarden o nos derroten, sino alcanzadnos la gracia de vivir el gozo del Evangelio y salir victoriosos del combate de la vida para recibir, como vosotros, la palma de la gloria.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Santa María, Reina de los Mártires, rogad por nosotros».

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