La Cuaresma en ABC
La nula demanda de capirotes pone la fabricación artesanal en Córdoba al borde del abismo
Encuadernaciones Inmaculada Arenas, en la calleja de los Afligidos junto a Alfonso XIII, afronta un futuro muy negro por culpa de la pandemia
![Inmaculada Arenas prepara un capirote, antes de la pandemia de coronavirus](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2021/03/02/s/capirotes-inmaculada-arenas-kDt--1248x698@abc.jpg)
¿Qué sería de los capirotes sin la Semana Santa y de la Semana Santa sin capirotes? Después de dos años sin procesiones en la calle, el negocio de la fabricación artesanal de estas piezas indispensables para los nazarenos se ha resentido tanto que pende de un hilo muy fino.
Encuadernaciones Inmaculada Arenas , situada en la calleja de los Afligidos, junto a Alfonso XIII, era punto obligado cada Cuaresma para el diseño a medida de capirotes en papel y de rejilla. Pero desde que estalló la pandemia de Covid en marzo de 2020, los encargos y ventas han caído en picado hasta desaparecer.
Ahora Inmaculada y antes José Arenas, su padre, han defendido siempre este negocio familiar fundado en 1936 por su abuelo. En el siglo XXI la principal actividad ha sido la preparación de todo tipo de capirotes a medida para Semana Santa, de cajas de cartón forradas y de embalaje, más las encuadernaciones.
Más de ocho décadas
En estos 85 años, el negocio no había conocido una coyuntura tan adversa: «Mi abuelo empezó aquí trayendo el racionamiento , trayendo el azúcar, la harina. Los años buenos fueron los de mi padre», explica la actual propietaria. Ella sufre sólo de pensar que todo acabe aquí, con la tercera generación y que no haya una cuarta , pero mantiene la mirada en 2022 por si el horizonte se aclara: «Yo creo que sí, yo quiero. Veo la cara de pena de mi padre, ésta es su vida», se lamenta.
«En capirotes, nada, y en encuadernación de un cien por cien estamos ahora mismo en un 10% porque la encuadernación se está perdiendo», explica Inmaculada Arenas. En Cuaresmas normales, como la de 2019, preparaba entre 1.500 y 2.000 capirotes para cofrades de Córdoba y de los pueblos de la provincia.
Inmaculada Arenas tuvo que echar la persiana forzosamente por el estado de alarma durante casi cuatro meses, hasta finales de mayo de 2020 (en dos de esos meses la dejaron exenta del pago del alquiler del local).
Y ahora, las restricciones horarias de cierre a las seis de la tarde son un calvario : «A esa hora ya no hay nadie en la calle. Muchos clientes antiguos nos dan muchos ánimos , que no cerremos, que nos apoyan, pero, claro, si no hay ingresos y hay pérdidas, por mucho que queramos, tenemos familia que mantener y hay que buscar alternativas». Sólo abre tres días a la semana, martes, jueves y sábados, de 9.30 a 13.30 horas.
![Un joven se prueba el capirote confeccionado por Inmaculada Arenas, en abril de 2017](https://s3.abcstatics.com/media/andalucia/2021/03/02/s/capirotes-inmaculada-arenas2-k8qH--510x349@abc.jpg)
La Cuaresma de 2020 le pilló con los capirotes de rejilla pedidos y en el local, lo que «nos supuso una pérdida ». Los encargos que hubo de capirotes clásicos de cartón sí los cobró y los recogieron, aunque la situación «ya casi se veía venir».
Venta de cajas
Actualmente, la venta de cajas es lo que le da para subsistir, pero, como las encarga el sector de la joyería, también muy tocado por esta crisis, escasea y «no es suficiente para poder seguir». Reconoce Arenas que mantiene abierto por las ayudas a autónomos afectados por la pandemia, «si no, no podríamos seguir».
El proceso artesano sigue siendo el mismo que hace décadas y en él utiliza máquinas manuales de más de cien años en perfecto estado de conservación
Su rasgo de identidad es la artesanía , con máquinas manuales de más de cien años, en muy buen estado de conservación. «Son irrompibles y, si se va la luz, aquí sigo trabajando», dice Inmaculada Arenas. Con ellas se corta el cartón, por ejemplo.
¿Cómo se hace un capirote? Primero se traza un patrón, se corta a mano con tijeras especiales, se le da la forma, se mete en unos cartuchos toda la noche. Por la mañana se cose en la máquina de grapar y, después, hay que pegarle un papel que cubra la grapa y hacerle la punta. Después, se hacía un ribete en la frente y unas simples cintas de algodón para poder atarlo.
Arenas recuerda los orígenes de la calleja de los Afligidos, cuando era hospital, y después como casa de vecinos en cuyo patio «poníamos miles de capirotes a secar. Me acuerdo de venir del colegio al mediodía y ver el patio de vecinos lleno de capirotes para que se secaran uno a uno. Mis padres estaban aquí las 24 horas, eran los únicos». Después, ha habido más competencia con la aparición de los de rejilla, pero como fabricantes en cartón a medida, solamente ellos.
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