La Cuaresma en ABC
El minucioso trabajo para devolver el esplendor a la diadema de la Virgen de las Angustias de Córdoba
Se han sustituido todas las piedras y soldado la cruz de plata a la pieza que José Aumente creó en 1925
Todo pieza de orfebrería tiene un pasado y un presente, unido a la imagen que la porta. La diadema que lleva Nuestra Señora de las Angustias esta Cuaresma no es ajena al paso del tiempo.
De casi un siglo de antigüedad (pues el platero José Aumente la creó en 1925), la Virgen la lucía antes de 1953, cuando Rafael Peidró cinceló la actual corona.
La restauración impulsada por la hermandad se ha basado en los tonos que muestran fotografías antiguas: se ha envejecido la diadema y dado mucho más brillo y resplandor a las piezas que se superponen en toda la pieza de orfebrería (chatones, estrellas y mástiles).
Son detalles extraídos del informe de trabajo que ha llevado a cabo un platero hermano de la cofradía, que desea permanecer en el anonimato.
Desmontó completamente toda la diadema y todas sus partes, quitó todas las piedras blancas, amatistas y perlas, desmontó los mástiles, chatones y estrellas y soldó con plata toda la parte de orfebrería que se encontraba rota o partida .
Además, eliminó el tornillo central para soldarle en plata otro que dotase de más fuerza a la parte trasera del caparazón. Se hicieron catorce muelles macizos en plata de ley soldados a las estrellas y la cruz central y se repasaron.
Se revisaron todos los chatones y mástiles. Se soldaron con plata de ley los engarces que faltaban o estaban partidos. Además, enderezó la cruz, se restauró y soldó con plata de ley.
Se han sustituido todas las piedras, 745 cristales de Swarovsky, 25 amatistas semipreciosas y 27 perlas naturales de 9 milímetros (donadas por un joyero cordobés).
Para terminar la restauración de la diadema se plateó y envejeció la diadema para que recuperase su estado primitivo .
La diadema forma parte del imaginario colectivo de los devotos de la Virgen de las Angustias, pues aparece en estampitas editadas en los últimos años en blanco y negro. La portaba antes de la incorporación de la corona de Peidró en 1953.
La diadema tiene una ráfaga de rayos en forma de aureola ultrasemicircular. En el contorno, una guirnalda de bullones en la que se alternan trece hojas trifoliadas y doce estrellas de rica pedrería engarzada. La cruz de pedrería remata el conjunto.
En las dos últimas décadas del actual siglo se ha usado en distintas épocas del año, especialmente en Cuaresma y el mes de noviembre, por la festividad de los Difuntos.
El origen
El cofrade Manuel Revuelto Nieto entregó este elemento patrimonial a la cofradía el 21 de marzo de 1925 en memoria de sus padres difuntos. Hasta ese momento la Virgen solía llevar una aureola.
Su bendición llegó un día después, el 22 de marzo de 1925, durante la función principal de la hermandad. Fray Inocencio Fernández, superior de la Residencia de Córdoba, se la impuso a la Virgen, según documenta el catálogo 'Angustias. Fe, historia y patrimonio', editado en 2009 a raíz del 450 aniversario de la fundación de la hermandad.
Esta pieza fue objeto de una reforma en 1956 a cargo de los Hermanos Montero para añadirle una corona sobredorada. En el año 2009, con Antonio López de Letona de hermano mayor, se recuperó el aspecto original de la diadema, una labor que hizo el orfebre Manuel Valera.
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