PATRIMONIO ARTÍSTICO
El manto restaurado de los Dolores de Cabra
La titular lucirá la pieza el próximo Viernes Santo tras someterse al trabajo del restaurador José Manuel Martínez
El manto de procesión que la dolorosa egabrense bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores luce en la noche de cada Viernes Santo relucirá con mayor esplendor en la próxima Semana Santa. Ya han concluido los trabajos de restauración llevados a cabo por el bordador, José Manuel Martínez , todo un especialista en la conservación de bordados antiguos formado en la Universidad de Granada. Los trabajos han sido realizados de manera minuciosa y han incidido fundamentalmente en las distintas técnicas del bordado que fueron aplicadas en un manto que pudo iniciarse a finales del siglo XIX, una época de gran esplendor para el bordado en Cabra en la que vieron la luz magníficos conjuntos que han llegado hasta nuestros días. Si bien la pieza intervenida fue estrenada a principios del siglo XX, no hay constancia sobre el taller en el que se confeccionó ni de su autoría en lo que confiere al diseño.
Hay que indicar que fue en el año 2012 cuando la junta de gobierno de la Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores aprobó la realización de las labores de restauración de la saya, mangas, corpiño y manto de la Señora que se venera en la iglesia de San Juan de Dios. Una vez finalizados los trabajos, éstos fueron presentados en sociedad en la noche del pasado sábado día 16 de enero en el Instituto Aguilar y Eslava siendo el manto expuesto junto a la saya restaurada con anterioridad en una de las salas del Museo Aguilar y Eslava.
Durante la presentación el restaurador expuso distintas imágenes tomadas durante el proceso, en el que se ha sustituido el soporte en terciopelo de la obra que se encontraba con un elevado deterioro debido al paso de los años. Martínez ha tenido que llevar a cabo el levantamiento de los bordados que posteriormente fueron sometidos a un proceso de limpieza así como la reposición de las hilaturas perdidas, pedrería y también huevecillos de oro. Por último, las piezas fueron fijadas a un nuevo soporte en terciopelo de seda en el mismo tono azul oscuro que poseía el original.