SEMANA SANTA CÓRDOBA 2022
Jueves Santo en Córdoba | Elogio del clasicismo
Las viejas y devotas cofradías de Córdoba hacen suya la ciudad en la jornada del Amor Fraterno
Semana Santa de Córdoba 2022: ABC te trae la guía más completa
Itinerario y horarios del Jueves Santo en Córdoba
Con el Jueves Santo se alcanzan algunas certezas. El aire empieza a dar la vuelta mientras sigue cayendo cera sobre cera. Comienza el Triduo Sacro, se reserva el Santísimo en los monumentos y las viejas cofradías hacen suya una ciudad que se entrega definitivamente a los días santos. Pero la historia no se detiene: la cofradía de la Cena nació en intramuros pero encontró su definitivo lugar en el mundo con la mudanza al Poniente, buscando esa Córdoba que es más Córdoba más allá de los límites de la ciudad histórica.
Se demuestra así que la Semana Santa es un cuerpo vivo que se adapta a los vaivenes sociales, demográficos y hasta geográficos. Merece la pena ver a la corporación atravesando los anillos concéntricos del desarrollismo urbanístico hasta alcanzar el corazón de la urbe. Pero este año no será como los demás: la hermandad del Beato Álvaro de Córdoba pondrá en la calle, por fin, el original palio de la Virgen de la Esperanza del Valle . De estreno serán también los cubrerrostros de terciopelo verde en los tramos de la Señora y —ya contrastada— la alegría de sus tramos juveniles
La tarde apenas se ha estrenado cuando sale la cofradía del Nazareno. Sus antiguas listas estuvieron pobladas de ejecutorias de nobleza pero la corporación quedó dormida en el estreno del siglo XX —los señores habían dejado solo al Señor— antes de que, más allá de un titubeo en plena Guerra Civil, fuera rescatada por un grupo de hermanos providenciales entre los que hay que resaltar al recordado maestro Andrés Valverde Luján .
Su mano —también la de su hijo Manuel, que ha renovado el paso de palio— es visible en la materialidad de la cofradía, que supo refrescar su mejor pasado patrimonial, hibernado en el Casa de Jesús. El Nazareno es reliquia viva de la mejor historia de la Semana Santa de Córdoba. Busquen a la cofradía cerca de su sede canónica y gocen con los detalles de un guión procesional que no se parece a ninguno. Es la Semana Santa eterna.
La bajada del Caído desde su particular Monte Carmelo debía ser protegida como patrimonio inmaterial de Córdoba . Los nazarenos morados y negros —que han cambiado el raso por la sarga— alcanzarán la vieja urbe a través de la perdida Puerta del Colodro . Déjense ir con la cofradía acompañándola por Mayor de Santa Marina y no la despidan antes de enmarcar al Señor de los toreros entre los inmensos contrafuertes de la parroquia fernandina. La gente de coleta, vestida de calle, sigue al paso. Pero aún queda el inmenso palio de la Soledad, la dolorosa más elegante del Jueves Santo que, previsiblemente, saldrá a la calle en el futuro con algunos ajustes en las dimensiones y las proporciones de un paso que, por su propia desmesura, ya teníamos por clásico.
Desde el Alpargate asciende el Cristo de Gracia , esa guajira crucificada que también pertenece al alma más cierta de la ciudad. La cofradía conjuntó la belleza indiana del Cristo con la atmósfera gótica de sus insignias y los hábitos trinitarios. Como tantas cofradías de la Ajerquía, Gracia ha mudado el ascenso al centro a través del Realejo por la búsqueda de San Pedro a través de Alfonso XII . Es un buen tramo para gozar de la inmensidad del barco gótico del Señor de los Esparragueros al que habrá que volver a buscar a la vuelta, cerca ya de San Lorenzo, para acompañar a la cofradía, envuelta en saetas.
Sin los legionarios
Los elegantes nazarenos de la Caridad ya han dejado San Francisco precediendo la belleza clasicista de su Crucificado. Los hombres del Tercio no podrán acompañarlo este año y a los cofrades les sabrá a estampa nueva las cornetas y tambores de la Coronación que, al menos este año, sustituirán las cajas roncas, los mosquetones y los chapiris que forman parte de la identidad de la cofradía. Las insignias evocan títulos y privilegios de aquella corporación asistencial que tenía hospital en la plaza del Potro. Allí habrá que buscar el cortejo para reencontrarnos con su mejor pasado.
Pero hay que ir al encuentro de las Angustias : siempre en las calles de su recobrado barrio de San Agustín , recuperando las notas —que nunca debieron aplazarse— de su mejor repertorio musical. Lejanos están esos tiempos en los que reinaba en la vieja madrugada del Viernes Santo cordobés cuando las saetas invocaban el amanecer. Son tiempos que se fueron para no volver pero la corporación decana ha encontrado nuevos caminos: búsquenla cerca de San Pedro. Allí se bautizó Juan de Mesa, que la hizo en Sevilla convirtiéndola en testamento vital de su obra. La jornada empieza a escaparse como agua entre las manos.
Está cercana la medianoche y con ella, la salida de los nazarenos ingrávidos de la Buena Muerte . Merece la pena acompañar la cofradía gozando de un sosiego que invita al rezo y la introspección. Será novedad la cera rizada del palio de la Reina de los Mártires. No queda demasiado para que la ciudad amanezca al Viernes Santo.
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