Pasión en Córdoba
Juan de Mesa, el gran escultor que supo dar con el precio justo para sus obras
Un estudio del profesor Alberto Villar muestra que consiguió el término medio en la Sevilla de su tiempo
El nombre de Juan de Mesa (Córdoba, 1583-Sevilla, 1627) evoca las más altas cimas de la creación artística y de la espiritualidad cristiana. El escultor cordobés, de cuya muerte se cumplen este jueves 26 de noviembre 393 años , hizo su trabajo con la pasión del creador, pero también era su medio de vida. Como todos, cobraba por sus obras, y el análisis de lo que costaban sirve para entender su sitio en la Sevilla del primer tercio del siglo XVII.
Alberto Villar Movellán , catedrático emérito de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba, elaboró un « Escalafón de los escultores en la Sevilla de Juan de Mesa», que publicó en el libro colectivo «Diálogos de arte. Homenaje al profesor Domingo Sánchez-Mesa Martín» (Universidad de Granada, 2014) y que volvió a difundir en una reciente conferencia en la iglesia de San Rafael.
Allí se ve que Juan de Mesa, además de uno de los grandes artistas de su tiempo, también tuvo la visión comercial del precio medio , lejos de lo que ofrecía su maestro, pero también por encima de otros menos cotizados. El baremo que lo mide es el precio de la cuarta de madera tallada , porque entonces se utilizaba esta medida que equivale a entre 15 y 20 centímetros actuales, y que figuraba en los contratos a la hora de establecer el tamaño de las imágenes.
A la cabeza estaba el gran escultor del siglo XVII en Andalucía: Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, 1568-Sevilla, 1649), maestro de casi todos los demás. Cobraba 13.846 maravedíes por cuarta y eso era el doble que el segundo. Era otro discípulo suyo: Francisco de Ocampo (Villacarrillo, 1579-Sevilla, 1639), que brilló en esculturas exentas y obras para retablos y dejó obras fundamentales como el C risto del Calvario en 1612. Cobraba 6.800 maravedíes por cuarta.
Algo más abajo estaba su tío, Andrés de Ocampo (Villacarrillo-c.1560-Sevilla, 1623), que en esos años, recuerda Alberto Villar, ya vivía en el ocaso de una carrera larga y muy fructífera que en algunos años lo llevó a Córdoba para realizar el retablo del convento de las Madres Jerónimas de Santa Marta .
El autor del Cristo de la Fundación de la cofradía de los Negritos recibía por sus esculturas 5.215 maravedíes por cuarta. Justo por debajo estaba Juan de Mesa, que cobraba 5.066 maravedíes .
El estudio realizado por el catedrático de Historia del Arte da un salto a escultores con obras menos costosas que ya estaban en la mitad que Juan de Mesa. Es el caso de Luis de la Peña , granadino establecido en Sevilla, con 2.125 maravedíes; de B las Hernández Bello (1.616) y de Francisco de Villegas (1.545), autor del Yacente de Cádiz y de obra en esta provincia entonces perteneciente al Reino de Sevilla.
Detrás está Alonso Álvarez de Albarrán (1.511), que en 1629 hizo la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad , titular de la hermandad de la Carretería y la Dolorosa documentada más antigua de Sevilla. En último lugar estaba Francisco Nieto con 710 maravedíes.
Juan de Mesa estaba a medio camino entre unos y otros y eso pudo ayudarle a que muchos se fijaran en un escultor que era discípulo del gran Juan Martínez Montañés pero ofrecía precios asequibles , sobre todo para las cofradías, siempre faltas de recursos.
En alguna ocasión la diferencia fue incluso mayor. En 1621 los cartujos de Santa María de las Cuevas firmaron un contrato con Montañés para que hiciera una imagen de la Virgen con el Niño Jesús , que tenía que ser la titular de la iglesia y del monasterio, y otra de San Juan Bautista. Tenía que cobrar por su trabajo 13.269 reales, pero nunca cumplió el contrato.
Los religiosos fueron después a Juan de Mesa y en el contrato del 18 de enero de 1623 el escultor cordobés se comprometió por 2.500 , seis veces menos que su maestro, y él sí cumplió. Las imágenes están ahora en el Museo de Bellas Artes de Sevilla .
Juan de Mesa cobró en escudos y maravedíes, pero sobre todo en reales . Un escudo equivalía a 16 reales, y 34 maravedíes eran un real. Un Crucificado estaba casi siempre por encima de los mil reales. El escultor cordobés destacó en esta iconografía, en la que es considerado el mayor escultor andaluz, y lo hizo desde muy pronto: su primera obra sobre la Pasión fue el Cristo del Amor de Sevilla. Lo contrató junto a una Dolorosa , cobró 1.000 reales.
El Cristo del Amor se entregó en 1620 y en ese año hizo otra de sus obras cimeras: el Cristo de la Buena Muerte , hoy titular de la hermandad de los Estudiantes, pero que le pidió la Compañía de Jesús. Pagaron 1.650 reales por el Crucificado y también por una imagen de Santa María Magdalena abrazada al pie de la cruz, que luego se separo de él.
Otros clientes como las cofradías pagaron precios más bajos. Así fue el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón , una gran imagen de nueve cuartas que supera los dos metros, y por el que la cofradía de Montserrat pagó 1.100 reales, igual que el canónigo Diego de Ontiveros por el Cristo de la Misericordia de Osuna , de tamaño algo menor que el natural, ya en 1623.
El de la Misericordia que está en el convento sevillano de Santa Isabel , y que no sale en Semana Santa, se tasó en 1.150. El Crucificado de la Agonía de Vergara , su obra cumbre, tuvo más coste. Llegó a 1.300 reales, pero también era de mayor tamaño y para un comitente particular: Juan Pérez de Irazábal, un alto funcionario real que terminó por donarlo a la parroquia de San Pedro de su localidad natal.
Las imágenes de otra iconografía eran menos costosas. Por Jesús del Gran Poder y la imagen de San Juan cobró 2.000 reales. El Señor estaba tallado al completo, a excepción del sudario, aunque sólo se vieran la cabeza, manos y pies. Poco después acometió Jesús Nazareno de La Rambla y por él pagaron sus cofrades 880 reales.
Las cifras dicen poco a las personas de hoy, pero de vez en cuando se han hecho equivalencias con el valor de las cosas en cada época. El programa de Canal Sur «El Llamador» recurrió a expertos para hacer un cálculo que daba que los 2.000 reales supondrían hoy unos 5.000 euros.
Con esa medida se tenía que los Crucificados, su gran aportación, estarían en torno a lo s 2.500 y 3.000 euros , muy por debajo de lo que cualquier imaginero de hoy puede pedir por una escultura de este tipo.
Al final de su vida sus precios seguían en parámetros parecidos. La cofradía de las Angustias de Córdoba pagó por la Virgen y el Cristo una suma de 4.003 reales, que tuvo que cobrar su viuda, María de Flores, porque él murió mientras terminaba estas imágenes, el 26 de noviembre de 1627, a los 44 años.
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