CONFERENCIA
Guía para el laberinto de las marchas del siglo XXI
El egabrense Mateo Olaya sistematiza a los mejores autores actuales y sus influencias
Decenas de marchas procesionales se incorporan todos los años al patrimonio de las cofradías en toda Andalucía y muchas de ellas siguen caminos muy transitados desde hace casi un siglo. Pero no todas. Adentrarse en ese mundo no es fácil si no se tienen unas ciertas claves, y alguien que se ha encargado de darlas ha sido el cofrade egabrense Mateo Olaya , uno de los fundadores de la página web Patrimonio Musical . Una conferencia en Cabra ha servido para mirar hacia las obras más interesantes de los últimos años y sus influencias.
Mateo Olaya comenzó concediendo que hacia los años 90 el género se había estancado. «Los repertorios eran muy pobres , con unas pocas clásicas y las obras de Abel Moreno , despojadas de muchos elementos y muy sencillas, porque había pocas bandas y con pocos miembros», recuerda. Allí se llegó con entre 2.500 o 3.000 marchas escritas en casi un siglo. Desde 1995 se han compuesto casi las mismas. Su función fue llamar la atención sobre la novedad. Hacia mitad de los años 90 Manuel Marvizón escribe «Madre Hiniesta» , y que tiene influencia de la «copla andaluza». «Es la primera que rompe con la homogeneización», dice, mientras cita también a José Manuel Bernal .
Influencias
En la década siguiente, la web Patrimonio Musical rescató muchas obras antiguas que pusieron el foco en los clásicos y poco después algunos compositores se fijaron en ellos y no los copiaron, pero reinterpretaron sus aportaciones. La primera década del siglo XXI sería clave, con la vuelta al primer plano de la obra de autores como Pedro Gámez Laserna y el rescate del trabajo de otro autor cordobés: José de la Vega (1929-2010), que había escrito «Valle de Sevilla» en 1990 aunque no se difundiría hasta 2004. «Fue una obra que tuvo mucha influencia en los nuevos autores», recuerda. A la cabeza el cordobés Antonio Moreno Pozo , el ubetense Cristóbal López Gándara y el sevillano David Hurtado . «Se fijan en Manuel Font de Anta, que usa un lenguaje impresionista y nacionalista y lo recuperan», recuerda, para decir que van a las mismas fuentes.
Los autores acuden a la fuente de los grandes maestros y los reinterpretan a su manera
Cada uno tiene su propio acento. Por ejemplo, Antonio Moreno (Puente Genil, 1981) recoge influencias del post-romanticismo, en concreto de Mahler, y las plasma, con personalidad, en una de sus dos obras para Córdoba, «Angustiarum Plena» . En otras, en cambio, busca un lenguaje más nacionalista, aunque muy renovado y personal, como en « La Virgen de la O ». El impresionismo y la influencia de Joaquín Turina , gran maestro de la música andaluza en el siglo XX, también marcaron la labor de estos autores.
A partir de ahí se detiene en la obra de varios autores interesantes, muchos de ellos de Córdoba. Por ejemplo, Alfonso Lozano y Rafael Wals , el primero con «La Sangre y la Gloria» y el segundo con «La Vía Sacra» . Ambas son piezas que, según el estudioso, son exponentes de «un clasicismo renovado, escrito con un lenguaje musical más actual». Antonio Moral , director de la Banda de Música de Cabra y el ruteño Antonio González Écija también han escrito obras destacadas.