La Cuaresma en ABC
La fiebre de los pasos dorados en la Semana Santa de Córdoba
El estreno del paso dorado del Señor del Calvario el Miércoles Santo de 1992 marcó un definitivo cambio de época en la historia material
El año 1992 marcó un punto de inflexión en muchas cosas. No hace falta recordar que fue el año de la Exposición Universal de Sevilla , de la Olimpiada de Barcelona, del estreno del AVE… pero también tuvo trascendencia en lo puramente cofrade.
La perspectiva que dan tres décadas redondas nos permite fijar aquella Semana Santa como bisagra de un cambio de época. También sirve para situar y contextualizar las consecuencias del 'boom' cofradiero de finales de los 80 -espoleado por la consolidación de las primeras cuadrillas de costaleros no profesionales- que llevó aparejada la asunción de ciertos modelos, autores y poderosos espejos llegados de río abajo a los que no se les preguntó demasiado.
En ese caldo de cultivo se cocinó un proceso de renovación de las andas procesionales de una Semana Santa que alcanzaba el final del siglo sacudiéndose las telarañas de la profunda crisis religiosa, social, económica y cofrade de los 60 y 70.
Al alcanzar la década de los 80 había muy pocos pasos dorados en la destartalada Semana Santa de Córdoba: eran los de las Angustias , el del Cristo de la Misericordia, el del Descendimiento o el decadente pero suntuoso trono del Rescatado , obra de Castillo Ariza. No cuenta el viejo taquillón de purpurina de la Sentencia; tampoco el recuerdo del primer paso del Prendimiento…
La severidad de las maderas oscuras ganaba al preciado metal que se podía contemplar -y aún se contempla en muchos casos por fidelidad a unas señas de identidad- en las cofradías de las Penas , el Huerto, la Merced, Ánimas, Pasión, Nazareno, Caridad, Caído , Buena Muerte, Soledad, Expiración, Clemencia, Sepulcro…
Mención aparte merecen otras andas como la del pasito de guadamecíes del Señor de las Penas de San Andrés o el modesto paso del Buen Suceso, 'heredado' de la Paz que, a su vez, había combinado el oro y la caoba en el paso precedente al actual, estrenado en 1997 en su primera fase.
Punto de inflexión
Pero estaba a punto de llegarse a un punto de inflexión… Podemos marcarlo, precisamente, en aquel Miércoles Santo de 1992, año de la culminación de las andas que había contratado la cofradía del Calvario con el tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano en 1985. El proceso se había iniciado algunos años antes, a lomos del mencionado 'boom' ochentero.
Fueron tiempos de madera en su color, que anticipaba lo que estaba por venir: en 1990, por ejemplo, salieron por primera vez los nuevos pasos del Cristo del Amor y del Señor de las Penas de la cofradía de la Esperanza . Aún hubo que esperar algunas Semanas Santas más para verlos concluidos.
Pero aquella catarsis de madera y oro -seguramente falto de un proceso de reflexión estética e histórica, de introversión en la propia personalidad de las cofradías- ya era imparable. La Semana Santa de Córdoba se sumaba a la globalización antes de que el célebre término hiciera fortuna…
Ese paso del Amor, salido de los 'astilleros' de Guzmán Bejarano , se concluyó en 1994, redondeándose con pan de oro en el taller de Manuel Calvo Camacho para la Semana Santa de 1998.
Pero el Domingo de Ramos de 1994 había sido también, precisamente, la fecha del estreno del nuevo paso de la Oración en el Huerto -obra del mismo tallista sevillano- que sustituyó al viejo armón de caoba que caracterizaba a la cofradía de San Francisco desde su anterior etapa vital.
Al día siguiente, el mismo año, salía a la calle, ya dorado, el nuevo trono de la Sentencia que se había estrenado en 1987 siguiendo la estela abierta por el Calvario.
Guzmán Bejarano seguía marcando la pauta y el taller de Calvo, una vez más, fue el encargado de aplicar el carísimo metal que, en el caso del Huerto, se concluyó en el 98, el mismo año que se estrenaba, aún en fase de talla, el paso del Señor de la Sangre de la cofradía del Císter .
En esos momentos avanzaban los trabajos del nuevo paso -dorado- de Nuestro Padre Jesús Rescatado o el de la Humildad y Paciencia . A finales de los 90 también estaba tallado, pendiente de su deslumbrante capa áurea, el paso de misterio de la Estrella.
Sin solución de continuidad, en 1993 se estrenaba el misterio del Señor de las Penas de San Andrés aunque el dorado de las nuevas andas se retrasó hasta 1996.
Había comenzado un segundo impulso en el que jugaría un papel destacado el extinto taller de Angelmaría Varo , responsable del dorado -entre otras piezas- del inmenso paso de la Cena en los primeros años del siglo XXI.
No quedaba demasiado para el estreno -en 2007- del deslumbrante paso del Santo Sepulcro que de alguna forma sirve para cerrar este círculo. Pero lo hacía en un momento muy distinto que necesita su propio análisis, seguramente con algunos años más de perspectiva sobre lo que se consiguió entonces.
Las cofradías cordobesas habían comenzado a interrogarse a sí mismas. Y desde aquí se puede lanzar alguna pregunta… ¿Habría hecho hoy el Calvario -sumido en un interesante proceso de reinvención estética perfectamente reconocible- el mismo paso en talla y dorado? En los 80, ya lo hemos dicho, no se preguntaba demasiado…