ANTIGUO CONVENTO
Emotivo reencuentro de advocaciones mercedarias
La titular del Zumbacón visitó la iglesia de la Merced en un rosario de la aurora muy especial para la corporación

La Virgen de la Merced protagonizó este domingo su tradicional rosario de la aurora, que en esta ocasión tenía un aliciente especial por la llegada de la imagen a la restaurada iglesia de la Merced , antiguo convento de la orden cuyo altar mayor quedó reducido a cenizas en enero de 1978 tras un incendio provocado . Una visita histórica motivada por el 40 aniversario de la Virgen y por el presente año dedicado a Santa María de la Merced, preparatorio para el jubileo por el octavo centenario de fundación de la orden .
Con los primeros rayos de la mañana y con las calles aún desiertas de tránsito pero no de fieles, la hermandad de la Merced iniciaba su camino desde su sede canónica en San Antonio de Padua . Un cortejo formado por la cruz parroquial, hermanos con cirio y diversos enseres antecediendo al cuerpo de acólitos y a la parihuela sobre la que emergía la hermosa imagen que tallara Francisco Buiza hace ahora cuatro décadas.
Para este día, la Virgen de la Merced lucía vestimenta blanca, con la tabla bordada que un grupo de hermanos ha donado junto al grupo joven de la corporación. Además, en su mano derecha la titular del Zumbacón llevaba un escapulario bordado que supone una recuperación histórica, ya que la anterior imagen mariana titular de la hermandad también lo portaba.
En su discurrir, la Virgen protagonizó momentos de gran belleza como su saludo a las monjas del Colodro o una pequeña petalada en la calle Marroquíes. Ya en Colón, la comitiva tenía previsto su paso por los Jardines , pero una actividad de Intercaza obligó al cortejo a acceder por uno de los laterales a la iglesia de la Merced , donde arribó pocos minutos después de las diez de la mañana. A esa hora, ya eran muchos los devotos que la esperaban para presenciar una emotiva estampa en el restaurado templo mercedario.
Tras la Eucaristía, la Virgen volvió de regreso a su templo donde no faltó su visita a la Cruz Blanca , con la que guarda una estrecha relación. Precisamente blanco fue también el exorno floral , con un friso de claveles y unas frondosas piñas en el frontal.