CRÓNICA
De lo efímero a lo eterno en el Viernes Santo de Córdoba
Las hermandades llenan la jornada de solemnidad y silencio
1
Austeridad franciscana
Sencilla, conmovedora y con un gusto exquisito. Así procesionó este Viernes Santo María Santísima de la Soledad, de la parroquia de Santiago . Con un cortejo corto, pero ejemplar, la hermandad franciscana estuvo acompañada por numeroso público desde su salida hasta su llegada a la Cruz del Rastr o, donde se impuso el silencio para recibir a la bella imagen que tallara el sevillano Luis Álvarez Duarte .
El color morado con tonalidades malva fue el escogido para el exorno floral del paso de María Santísima de la Soledad, que este año estrenaba una saya en terciopelo negro bordado en oro realizada por Francisco Mira a partir de los antiguos bordados de una capa pluvial. La noche fue la mejor aliada para esta austera cofradía, que dejó una estampa para el recuerdo a su paso por la Plaza del Potro antes de regresar de nuevo hasta Santiago.
2
El último aliento
Desde San Pablo, el Señor expiraba un Viernes Santo más ante una abarrotada calle Capitulares. Sobre un calvario de iris morados y detalles de flores silvestres, el Crucificado y María Santísima del Silencio asomaban por el pórtico de columnas salomónicas con el sólo sonido del trío de capilla «Ars Sacra» . Tras una hilera de nazarenos con cirios tinieblas, el paso caoba de la Expiración hacía ancha la calle Fernando Colón de camino hacia la Santa Iglesia Catedral.
Ya en San Francisco , la hermandad congregó a numeroso público para ver el paso inigualable por este enclave. Pero si hay un momento que año tras año es especialmente hermoso en la estación de penitencia de la Expiración es la entrada y salida de la Santa Iglesia Catedral , así como su tránsito por el interior del templo bajo los arcos de la antigua Mezquita. Una imagen que, por repetitiva, no deja de ser inigualable.
3
Rosario coronada de amor
Y tras el Cristo de la Expiración, María Santísima del Rosario Coronad a. La bellísima Dolorosa que sacara de sus manos Luis Álvarez Duarte , que cada año procesiona bajo el palio negro bordado en oro desde la iglesia de San Pablo. Como es habitual, el palio salió a Capitulares con la marcha «Expirando en tu Rosario» . La primera de un repertorio clásico interpretado por la Banda de Música AMUECI , de Écija. «Cristo de la Expiración» o «Misericordia, Señor», fueron algunas de las marchas que sonaron en el camino de ida hacia la carrera oficial.
El Patio de los Naranjos , en el que se disfrutaba de una temperatura magnífica, fue un escenario mágico para presenciar la entrada y salida por el Arco de las Bendiciones de la Virgen del Rosario Coronada, que lucía varales y candelería recientemente restaurados y claveles blancos en las jarras. Por el camino más corto y con la complicidad de la oscuridad de la noche, el palio regresó a su templo llenando de recogimiento la calle San Fernando .
4
Saetas desde el Campo de la Verdad
Desde el otro lado del Puente llegaba a plena luz del día la hermandad del Descendimient o. Con menos público del habitual por las restricciones en materia de seguridad, el imponente misterio dorado se asomaba a la Puerta del Puente entre saetas de sus devotos en la Plaza de Santa Teresa. Con los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Caído y Fuensanta hacía su entrada en la nueva carrera oficial dejando atrás a decenas de penitentes de paisano. Una entrada que coincidía con la salida del Cristo de la Expiración por Santa Catalina.
Elevado sobre un calvario de flores en color rojo y sostenido por los Santos Varones, el misterio del Descendimiento abandonaba minutos después la carrera oficial de camino hacia la Cruz del Rastro. Asimismo, este Viernes Santo se pudo ver el nuevo juego de ciriales y vara del pertiguero para el tramo de paso de misterio que ha estrenado la cofradía.
5
Un buen final
Al igual que en el caso del Descendimiento, Nuestra Señora del Buen Fin inició su discurrir desde el Campo de la Verdad, donde la esperaban cientos de devotos en la Plaza de Santa Teresa para entregar sus plegarias a la Dolorosa de Manuel Hernández , que lucía flores blancas en las jarras y el friso. Antes de llegar a la Calahorra, las saetas se alternaron con marchas como «Virgen de los Negritos» o «Una oración a la Virgen» .
Con un andar elegante, la Virgen del Buen Fin llegaba a la calle Torrijos con la marcha «Virgen del Carmen» compuesta por Rafael Wals y dedicada a la imagen coronada de San Cayetano. Con saya blanca, la Dolorosa del Campo de la Verdad, con la tez iluminada por la cera derretida de la candelería, llenaba de luz el Patio de los Naranjos para hacer su entrada en la Santa Iglesia Catedral.
6
Clemencia, Señor
El plato fuerte del día en una jornada ya de por sí más que completa. La esperada procesión del Santísimo Cristo de la Clemencia y de Nuestra Señora de los Dolores , «Señora de Córdoba» y centro de miles de devociones centenarias. Con «Clemencia, Señor», la Agrupación Musical de la Redención anunciaba la salida de la imagen inspirada en la popular estatua del Cristo de los Faroles de la bucólica Plaza de Capuchin os .
Exornado con rosas rojas en las jarras y en el pequeño calvario sobre el que se eleva la cruz, el Cristo de la Clemencia llegaba a Capitulares de forma solemne para ser recibido por cientos de cordobeses y turistas que se agolparon junto al Ayuntamiento. En el cortejo , decenas de niños vestidos de esclavina asegurando el futuro de esta cofradía, que ha sufridos algunos vaivenes, pero sin la que no se entendería la Semana Santa de Córdoba .
7
La que todo lo puede
Es el día esperado por todos los devotos de la «Señora de Córdoba» . En general, es uno de los momentos deseados cada año por todos los cofrades. La procesión de la Virgen de los Dolores es el fin y el inicio para los que diaria o semanalmente visitan a la Señora en su altar de San Jacinto . Es la recompensa al rezo callado y la plegaria sincera. Es el día en el que Ella devuelve la visita a sus fieles por las horas de espera en Capuchinos cada Viernes de Dolores . Iluminada por rosas blancas, intercaladas con algunas calas, el paso de la Reina de San Jacinto salía de su local en la Plaza de Capuchinos en dirección a la carrera oficial.
En su camino, la Virgen era recibida con recogimiento, pero con emoción por los cordobeses, que pudieron apreciar la restauración de los candelabros de cola del paso. En muchos casos, familias con sus hijos pequeños en brazos intentando inculcarles esta devoción que se transmite de generación en generación. «Soledad Franciscana» a su paso por San Pablo acallaba el gentío. Una emoción palpable también con la presencia de la Virgen de los Dolores en la Santa Iglesia Catedral , la cual abandonó pasadas las once de la noche.
8
Cristo yacente
Cuando aún no había salido la Virgen de los Dolores del interior de la Santa Iglesia Catedral , el imponente paso del Santo Sepulcro -de cuya ejecución se cumplen 10 años- hacía su entrada regalando una instantánea para el recuerdo del Hijo muerto y el dolor de su Madre . Dos horas antes de este encuentro, la Plaza de la Compañía era un hervidero para presenciar la salida del majestuoso paso del Santo Sepulcro.
Abriendo paso, el sobrecogedor cortejo de esta hermandad , una de las más serias en la calle. Con la figura del muñidor y los servidores, el trono dorado discurrió por la Plaza del Potro antes de su entrada por la Puerta del Puente , que enmudeció ante la presencia del Señor Yacente. Más hermoso si cabe fue su regreso por la estrechez de Deanes o Conde y Luque . Un retablo andante tras el que sólo cabe la gloria de la Resurrección.
9
Entre azahares
Olor a azahar de la más cálida primavera. Como cada año, el impresionante paso de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad impregnó con su esencia los rincones del centro de la ciudad con su original exorno floral. Desde La Compañía hasta la Catedral, la Virgen estuvo acompañada de San Juan Evangelista y de María Magdalena, que estrenaba la restauracion del conocido como mantolín de los pájaros .
Con las voces del coro Cantabile , Nuestra Señora del Desconsuelo llegaba a la Puerta del Puente a las once de la noche, acompañada del obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández , así como de miembros de la Agrupación de Herm andades y otros organismos como la Subdelegación del Gobierno o del grupo popular. Ya en el interior del primer templo, el prelado dedicaba unas palabras a los integrantes de las hermandades. «Sed cofrades todo el año y en todos los lugares » , al mismo tiempo que deseaba que «el paso por este templo os invite a la Conversión».
Pasaban apenas diez minutos de la madrugada, cuando el palio de la Virgen del Desconsuelo abandonaba el Patio de los Naranjos cerrando una jornada del Viernes Santo correcta en los horarios. Un punto, casi final, a una Semana Santa que, con varios detalles a pulir, ha sido espléndida para las hermandades cordobesas . La Gloria de la Resurrección ya está más cerca.