PEREGRINACIÓN
Devoción y júbilo en la salida del Rocío de Córdoba
El Simpecado de la hermandad filial inició ayer su camino hacia la aldea almonteña

Cuentan los peregrinos que el Rocío no se puede entender, hay que vivirlo, y lo cierto que bastan unos minutos junto al Simpecado para palpar la enorme devoción que arrastra la Blanca Palom a . Un año más, la filial cordobesa fue la encargada de abrir el camino con una emotiva despedida de la capital hasta el Polígono de Amargacena, donde la comitiva hizo su primera noche.
Tras la celebración de la Misa de Romeros oficiada por el capellán de la cofradía, Tomás Pajuelo, la hermandad del Rocío iniciaba su camino a las 18.20 horas con un tímido sol que se imponía a las nubes para iluminar la cada vez más voluminosa plata de la carreta. Exornada con un variado floral de rosas, statis y lilium, entre otras especies, la carriola esperaba la salida del Simpecado que, tras el himno de España, avanzaba al son de la marcha «Rocío, Esperanza y Madre nuestra» , recientemente estrenada por la Agrupación Musical Cristo de Gracia . Tras ésta, la Salve rociera para entronizar el Simpecado y petalada desde el Ayuntamiento.
En cuanto a los numerosos estrenos de la carreta, se pudieron ver las dos columnas frontales , rematadas con un capitel de avispero, y los medallones del arco central , que en su parte delantera representa el escudo de la corporación y en la trasera el de la ciudad. Asimismo, la imagen de la Virgen de la Fuensanta y su divino Hijo, que acompañan al Simpecado de la Blanca Paloma, lucían nuevas coronas realizadas en plata de ley sobredorada por el orfebre cordobés Daniel Porras.
Emoción, alegría y mucho color en un nutrido cortejo de caballistas, mujeres vestidas de gitana y trajes rocieros. En su tránsito por la calle San Fernando, el Simpecado fue recibido por las tres hermandades de San Francisco (Cabeza, Huerto y Caridad). Pocos minutos después, y con el repique de las campanas, la comitiva entraba en la Santa Iglesia Catedral . Allí, el obispo de la Diócesis, Demetrio Fernández , recibía a los peregrinos para rezar unas oraciones junto al Altar Mayor.
A las 20.20 horas, de nuevo con la Salve Rociera y las proclamas del hermano mayor de la corporación, Bernabé Jiménez, se entronizaba otra vez el Simpecado para continuar el camino. Algo más complicado fue el paso de los bueyes por las estrechas calles de la judería, agobiados en algunos momentos por el poco espacio y la cantidad de gente.
Finalmente, el cortejo, al que se unieron las carriolas, pudo atravesar el puente sin problemas y llegar hasta la parroquia de San José y Espíritu Santo , donde fueron recibidos antes de hacer la primera parada nocturna en el Polígono de Amargacena. Un año más pero, sobre todo, un día menos para poder postrarse ante las plantas de la Virgen del Rocío tras un largo camino que ya ha comenzado.