CUARESMA EN ABC CÓRDOBA

El quirófano sagrado de Rosa Cabello y Enrique Ortega

Por el taller han pasado en los últimos años gran parte de las grandes imágenes

Cabello muestra una radiografíadel Cristo de la Expiracion de La Rambla, uno de sus primeros trabajos Á. CARMONA
Luis Miranda

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Al entrar al taller es imposible no pensar en que allí alguna imagen con mucha veneración en Córdoba pasó ciertos meses de algo parecido a la cirugía, con bisturíes, pinceles, radiografías e instrumentos de diagnóstico. Por Regespa , el taller en que trabajan Rosa Cabello y su marido, Enrique Ortega , han pasado titulares importantes de las cofradías de Córdoba , empezando por la Virgen de los Dolores. También las dos imágenes de Jesús Caído , la Virgen de las Lágrimas , el Señor de la Caridad o Jesús del Calvario, entre otras. Los pormenores siempre se quedan allí, pero es posible hablar de cómo se restaura una imagen en el lugar al que ahora acuden la mayoría de las hermandades .

Cuando se le pregunta a Rosa Caballo por lo primero que se hace para comenzar habla primero de que es necesario un estudio. No suele bastar con mirar en la iglesia : se pide a la cofradía que lleve a su titular allí, para tener un diagnóstico certero.

Y, como si fuese una persona, se empieza por pruebas como la radiografía, que hace un radiólogo profesional al que avisan para saber cuál es estado de conservación interior, fundamental antes de comenzar el trabajo .

En eso han evolucionado. «Una de las primeras cosas que hicimos fue la restauración del Cristo de la Expiración y el Nazareno de La Rambla y para la radiografía los tuvimos que llevar el centro de salud. Causó una sensación tremenda», recuerda, al hablar de cómo tumbaron a las imágenes en la camilla. Muestras la impresión del Crucificado , una imagen muy valiosa de autor anónimo aunque con alguna influencia muy directa de Juan de Mesa , y señala las grietas que se vieron, y también los clavos que están en el interior. También puede dar información sobre los autores, porque se ven analogías o diferencias con otras obras.

Analíticas y TAC

Se hacen también fotografías, normales y con rayos ultravioletas, que permiten apreciar los repintes y las vetas de la madera, y encontrar la policromía original, si se conserva.A veces hasta TAC , aunque tampoco es frecuente que aporte información significativa. El microcospio tiene adaptador para fotografía y vídeo y así observar todos los detalles con los que tiene que trabajar, y un endoscopio permite ver el interior y encontrar documentos, si los hay. ¿Analíticas? También se realizan y se envían a un laboratorio .

La imagen vuelve a su sede al cabo de una semana, el trabajo de diagnóstico ofrece una serie de datos y los restauradores los procesan para hacer un proyecto de restauración, que se entrega por escrito las cofradías , y que estas aprueban.

Cuando la imagen llega al taller , esta vez sí, para la restauración, los restauradores confirman lo que han visto en el examen previo y actúan en los aspectos que consideran más delicados. «Lo más peligroso es si la policromía tiene riesgo de desprendimiento, y hay que fijarla; pero también hay que ver si hay elementos que se pueden caer», cuenta Rosa Cabello.

Muchas imágenes tienen pérdidas de policromía, otras problemas de consolidación, y es fundamental trabajar con el anclaje a la peana y con la misma peana, que en muchas ocasiones sufre. «Las imágenes vienen con las manos y pies muy desgastados», relata. Se suele trabajar de dentro hacia fuera: primero la estructura interna y los problemas que se hayan encontrado y más tarde la policromía . Dentro se encuentran muchas veces clavos, que si dan problemas se sustituyen con espigas , y se fijan los ensambles, que a veces se dañan.

La restauradora trabaja en el proceso de restaurar la pintura de un cuadro ÁLVARO CARMONA

Luego se llegar a la encarnadura. Se habrá fijado al principio, y ahora hay que trabajar con ella. En la fase de la limpieza es normal que se les pida que sea «muy superficial», porque a las cofradías les gusta conservar la impronta de la imagen que han conocido. Si las estructuras están bien, se abre la imagen y se vuelve a ensamblar. Hoy las cofradías, apunta la restauradora, cuidan muy bien a sus titulares y no es normal que llegue una imagen en mal estado. Sí han tenido que hacerlo en ocasiones, pero más en el pasado que ahora. Para las imágenes de Cristo Crucificado sí es normal desensamblar para volver a hacerlo y que la unión entre las piezas sea más fuerte.

Las técnicas actuales de restauración buscan evitar la utilización de elementos metálicos, que eran muy frecuentes en décadas anteriores.

Aquí entra además el ojo del restaurador, que debe saber distinguir entre las distintas capas de policromía que muchas veces se han superpuesto en las imágenes antiguas.

Policromía

Para explicar el proceso para fijar la policromía habla de un cuadro en el que ahora trabaja, una obra de José Garnelo. «Se pone un adhesivo, se le da calor y la pintura vuelve a su sitio y el calor hace que se pegue», ilustra. Después se hace la limpieza y se quitan los repintes, que muchas veces tiene que ser con un bisturí. No es raro que sea difícil, porque los óleos antiguos suelen estar bastante endurecidos y hay que emplearse a fondo.

Los restauradores tienen que hacer también es la limpieza superficial del polvo y del humo y después reponer las pérdidas de policromía. Pone como ejemplo de nuevo al Cristo de la Expiración de La Rambla , que había tenido una fuente de calor cercana. «La pintura tiende a despegarse e hincharse», dice, y consiguieron bajar el abombamiento para que la policromía volviera a su sitio. El resultado, en los años 90, fue un espaldarazo para su carrera, que apenas empezaba.

Con este trabajo suele finalizar la restauración en el taller, que tiene una temperatura estable, humedad controlada y equipamiento novedoso como una mesa de succión que controla la temperatura y armarios ignífugos para los disolventes y productos, entre otras medidas de seguridad. Vuelve al terminar al Cristo de la Expiración de La Rambla : «Hace poco lo vimos y me alegré de ver lo bien que se conservaba después de tanto tiempo de la restauración». Es el fruto duradero.

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