25 ANIVERSARIO

Cuando el Señor del Silencio revivió su encuentro con Córdoba

Cientos de personas acompañan al titular del Amor en su Vía Crucis a la Catedral

El Señor del Silencio, en el Puente Romano ROLDÁN SERRANO

LUIS MIRANDA

Siete meses casi justos mediaban entre una mala tarde de primavera y una bellísima de otoño. El primero era día de estrenos y de ilusión, soñado mil veces antes de que llegara, pero el cielo limpio de nubes era del segundo. Caprichos del clima. Como era también un día de excepción, muchos caminaban por el C ampo de la Verdad arriba, buscando el Cerro.

¿Domingo de Ramos de revancha, Semana Santa anticipada o retrasada, recuerdos de túnicas? Algo de eso habría, porque en las imágenes siempre está escrito lo anterior de quienes las miran, pero el sábado de noviembre , víspera de Cristo Rey , era un día con aire propio, algo así como la devolución de una visita, como el recuerdo de otro día parecido un cuarto de siglo atrás en que tantos conocieron a Nuestro Padre Jesús del Silencio y vieron cómo lo recibía la que ya sería su hermandad, la del Cristo del Amor.

Nutrida comitiva

Ahora ya no era la imagen que tenía que ganarse a un barrio. Habían pasado veinticinco años desde aquel día de noviembre en que llegó, en largo camino desde San Andrés . Era el Cristo que había venido de Cádiz . Ahora era más de Córdoba, ya había menos novedad. En este tiempo se le había formado un cortejo más que decente de hermanos y una comitiva muy amplia detrás al Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes . Cosas del Cerro, que para sus devociones siempre se vuelca y no lo dejó solo en su Vía Crucis a la Catedral. A las cuatro y media de la tarde el sol estaba alto, pero era breve. Se iba despidiendo. A sus pies, claveles rojos , que en las piñas se mezclaban con rosas y paniculatas . Paró en el colegio de las Mercedarias , tan arraigado en la zona Sur de Córdoba.

Un grupo de viento-metal de la banda del Cristo del Amor le ponía música

Los rayos últimos, los más dulces, sorprendieron al cortejo en el Puente Romano . Allí se paró el Señor, como cada Domingo de Ramos, ante la imagen de San Rafael . El clamor de Semana Santa era ahora solemne, la túnica morada, y un grupo de viento-metal de la banda del Cristo del Amor interpretaba marchas. «Décima estación: el despojo de las Vestiduras ». Duró un poco el naranja y el amarillo de otoño, el Señor seguía avanzando con majestad, mirando al suelo y a los suyos. El azul pronto se hizo noche. Hombres y mujeres , las cuadrillas de la hermandad, le imprimían un andar que iba más allá del de unas andas, con la majestad que se le debía a un Rey.

Cruzó Jesús del Silencio la Puerta del Puente , que abrió hace cinco años para la Semana Santa, y subió por Magistral González Francés hacia la Catedral , donde se celebró la misa y desde donde empezó el regreso. ¿Quedó en la vuelta algo de 1991, del tiempo pasado, de todo lo que había cambiado todo desde entonces? Median muchos Domingos de Ramos y mucha vida, pero cuando se ha vivido casi un milagro , y muchos de los presentes lo conocían, siempre queda.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación