La Cuaresma en ABC

Las cofradías de Córdoba, ante el reto de mantener la llama de la vida interna en tiempos del Covid

Hermanos mayores coinciden en la necesidad de cuidar más las heridas anímicas que las económicas

Quinario de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Santa Faz Valerio Merino
Luis Miranda

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Esta mañana habrá miles de personas que reciban la ceniza en la frente y en la cima de muchos altares habrá imágenes de Cristo a los que sus cofradías ofrecen quinarios y cultos. Las casullas moradas y las lecturas que invitan a la oración, el ayuno, la limosna y la abstinencia son la muestra de que hoy, Miércoles de Ceniza, comienza la Cuaresma, pero no se prepararán las procesiones ni el Domingo de Ramos habrá pasos por la calle.

Por segundo año consecutivo, la pandemia del Covid ha obligado a cancelar las estaciones de penitencia y las cofradías lo viven con más miedo a las consecuencias anímicas y sociales que a las económicas, y también como una oportunidad de poder volverse a lo espiritual y caritativo , que no siempre se pueden atender bien cuando la atención está puesta en preparar el día en que se sale a la calle.

Antonio Susín (Angustias): «Puede ser una prueba de fe para seguir luchando y sacando adelante nuestras cofradías»

ABC ha hablado con nueve hermanos mayores para conocer cómo lo viven sus hermandades y cómo piensan que puede afectar lo que sucede. Coinciden en muchas cosas y en otras difieren, pero insisten en que los efectos psicológicos y la falta de vida en común son los peores efectos.

«Va a ser más duro. El año pasado vino la pandemia que no se esperaba, y fue una cosa de sopetón. La gente no era consciente, pero este año sí», afirma el hermano mayor de la cofradía de María Santísima de la Paz y Esperanza, Enrique Aguilar , que insiste en que lo que suceda en 2021 será «más doloroso» que lo que sucedió en 2020, cuando el confinamiento ni siquiera permitía salir a la calle.

José Manuel Maqueda , hermano mayor de la Misericordia , coincide en que «las hermandades van a quedar tocadas, después de dos años seguidos», que en algunos casos se suman a las que en 2019 no pudieron salir o completar el recorrido por culpa de la lluvia. El máximo responsable de la hermandad de Jesús Resucitado, Francisco Mora , es uno de los que avisa de que este segundo año sin poder salir a la calle «afecta de una manera anímica al estado de la cofradía y de la mayoría de los hermanos». «La convivencia se enfría y se desentienden de la cofradía», afirma.

José María Herrero (Dolores): «Las hermandades tradicionales van a aguantar el tirón por la fidelidad que hay de hermanos»

Por eso el reto para las cofradías será conseguir que los hermanos «sigan apareciendo , porque la hermandad es una cosa de todos, que tiene sus cultos, sus partes de caridad, de hermandad».

Todos los hermanos mayores consultados tienen claro que los años del coronavirus dejarán huella. Para empezar, recuerda Carlos Pérez , máximo responsable de la Caridad , hay «una generación de niños que no van a vivir el día a día de una cofradía , y a lo mejor el salto de eslcavina a nazareno de luz».

Manuel Hernández (Vera-Cruz): «Muchas personas lo están pasando mal y debemos dar apoyo. De lo económico podremos salir»

Mientras, la hermano mayor del Amor, Rocío Arranz , ve entre los suyos « consecuencias devastadoras », que en primer lugar hay que atender y en segundo lugar también repercuten en la propia corporación, porque no pueden pagar las cuotas y no tienen más remedio que pedir la baja. «Es un gran palo para todos», afirma.

Los problemas pueden ser económicos y anímicos, y los hermanos mayores creen que son importantes los dos efectos. Para Francisco Martínez , que está al frente del Prendimiento , esto «dejará huella en el sentimiento», mientras que Antonio Susín, de las Angustias , cree que aunque en todas las hermandades la economía sea fundamental, el mayor bache que habrá que superar será el emocional, algo con lo que también está de acuerdo José María Herrero, hermano mayor de los Dolores.

Carlos Pérez (Caridad): «Una generación de niños no van a vivir el día a día de una cofradía, ni el salto de eslcavina a nazareno»

Las cofradías tienen, pues, el reto de conseguir mantener a sus hermanos , porque una parte importante de ellos, en circunstancias normales, sólo vuelve la vista a la hermandad cuando se aproxima la estación de penitencia de la Semana Santa, y eso implica que la actividad social y de culto consiga mantener el vínculo.

Para José María Herrero, las cofradías que mejor aguantarán el chaparrón de la crisis sanitaria y social serán precisamente las antiguas y tradicionales , porque, a su juicio, «los hermanos suleem tener más fidelidad ». E incluso ha percibido cómo, en ciertos casos, la asistencia a los cultos ha crecido, a pesar de las restricciones de aforo creadas por la pandemia. Muchos se han vuelto a sus imágenes.

Rocío Arranz (Amor): «Las cofradías tienen muchas dificultades, los hermanos también y las instituciones no ayudan»

Las cofradías, eso sí, tendrán que adaptarse a una nueva situación , y no es algo ajeno a su historia. Para empezar, porque el coronavirus no sólo frenará sus estaciones de penitencia, sino también las citas festivas que a muchas de ellas, a la mayoría, les servían para obtener fondos extraordinarios con que funcionar y realizar sus proyectos patrimoniales y caritativos. Las Cruces y la Feria de Nuestra Señora de la Salud , sobre todo.

Lo sabe bien la cofradía de Jesús Resucitado, que instala una de las cruces más populares en la plaza del Conde de Priego, junto a Santa Marina. Por un lado, su hermano mayor es claro: «Lo vamos a pasar regular. Dios aprieta, pero no ahoga, tendremos que reinventarnos y volver a hacer cosas . Íbamos a un ritmo, pero ahora tendrá que ser menor. Nunca parar, porque no debemos, pero lo que se hacía en un año, ahora tendrá que ser en dos».

Francisco Martínez (Prendimiento): «Económicamente será un varapalo grande para las cofradías y los artesanos»

Rocío Arranz recuerda también la situación por la que pasan los talleres y artesanías que tienen en las hermandades a sus principales y casi únicos clientes. «Si sumamos que hay poca ayuda de instituciones que no apoyan es una verdadera pena», resume, mientras se pregunta si el ritmo de vacunación no dejará una situación todavía parecida incluso en 2022.

José Manuel Maqueda habla de que en este año en que las cofradías tampoco podrán pisar las calles se pueda compensar con actividad cultural y sobre todo con la actitud de « conseguir que lo ordinario sea extraordinario ». Es decir, con dar realce a los cultos y actividades que se hacen todos los años, y que puedan conseguir mantener el vínculo entre los cofrades.

José Manuel Maqueda: «Vamos a hacer de lo ordinario un poco extraordinario para intentar paliar el efecto anímico»

Las hermandades tienen, entonces, que cambiar, porque lo que ha sucedido ha trastocado los planes de todos y les ha obligado a cambiar de prioridades. Para empezar, desde el primer momento recogieron la necesidad de que había que volcarse más en la caridad para ayudar a las personas que habían perdido su empleo y su fuente de ingresos. Y lo hicieron.

«Sólo pienso que tenemos que seguir apretando los dientes, peleando porque todas las hermandades se crearon para el trabajo caritativo. Tenemos que pensar que puede ser una prueba más de fe para seguir luchando y seguir sacando adelante nuestras cofradías», afirma el hermano mayor de las Angustias, una de las que, como todas, ha tenido que atender las necesidades de personas que lo precisaban en su entorno más inmediato.

Enrique Aguilar (Paz): «El año pasado vino se sopetón y la gente no era consciente, pero este año sí lo serán»

«Lo social es prioritario», reconoce José Manuel Maqueda, el hermano mayor de la Misericordia, mientras que Francisco Mora, del Resucitado, advierte de que casi todas las cofradías han dado el paso para ayudar a los demás, «y es un trabajo que no se ve, pero es importantísimo ». Con la gente del entorno y también con los propios hermanos, que muchas veces se encuentran en situaciones difíciles y son a los primeros que, como ha pasado desde el propio nacimiento de las cofradías, hay que prestar auxilio. Fue algo que se hizo desde los primeros tiempos del confinamiento, cuando muchas personas se quedaron sin ingresos.

«Ahora vemos mucha dificultad, muchas personas que lo están pasando mal, y ahí debemos estar dando apoyo moral en la medida de nuestras posibilidades», dice Manuel Hernández, el hermano mayor de la Vera-Cruz.

Las cofradías han podido cambiar, y aquí entra en juego una pregunta complicada de responder: la de si de esta crisis, a la que todavía no se le ve un final cercano, puede servir para replantear prioridades y actitudes . Si se puede aprender de ella, en definitiva.

Francisco Mora (Resucitado): «Tendremos que reinventarnos, pero está claro que el ritmo de hacer las cosas deberá ser menor»

Francisco Martínez, del Prendimiento, habla de que en este tiempo se puede hacer «una limpieza de armario» y pensar en lo que se puede cambiar, siempre para mejorar. Así, a su juicio, «este tiempo puede servir para mejorar cosas, reorganizar vocalías, hacer más en caridad y sobre todo fomentar la parte de la espiritualidad , que era lo que más desfallecía».

Para el hermano mayor de la Vera-Cruz, lo que ha sucedido «no puede ser un fracaso que nos hunda en la desesperación, en la desesperanza . Nosotros que somos creyentes debemos apoyarnos en nuestra fe y pedir esa ayuda y esa iluminación que nos dé Dios». Por eso incluso habla de que puede ser la ocasión para asistir a los oficios del Triduo Pascual , que los cofrades de Andalucía sustituyen casi siempre por las procesiones. Lo mismo dice Carlos Pérez, de la Caridad, cuando habla de «buscar la esencia, la vida interior», mientras Francisco Mora también cree que puede ser la oportunidad de mirar a lo espiritual.

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