ROCÍO

Casi dos décadas de eucaristía rociera desde Córdoba

Tomás Pajuelo, capellán del camino de la hermandad cordobesa, cumple 18 años de camino acompañando a los peregrinos

Tomás Pajuelo junto al obispo de Córdoba ABC

R. C. M.

«La persona que ha realizado este año el camino ha sido por fe», reconoce Tomás Pajuelo, capellán del camino de la hermandad del Rocío de Córdoba, que acompaña cada día a los romeros durante su peregrinación. En cada jornada, el capellán ayuda a los peregrinos a encontrar su paz interior a pesar de la dureza por el mal tiempo, lo que le supone «una verdadera satisfacción».

La hermandad cordobesa , con la ayuda del sacerdote, ha mostrado su fervor hacia la imagen almonteña en la oración desde el amanecer hasta pasada la media noche con la celebración de la eucaristía. Debido a su labor en la parroquia , «durante los primeros días he realizado viajes de ida y vuelta desde Córdoba para celebrar la misa con los peregrinos». A partir del miércoles, Pajuelo se incorporó con la hermandad cordobesa en La Corchuela hasta llegar a la aldea.

Acude a diario dos horas antes para hablar o confesar a los peregrinos. Sobre la media noche, el párroco prepara su altar portátil para ofrecer la eucaristía «con la misma devoción» que lo hace a diario en su parroquia. Los romeros se disponen alrededor, algunos sentados y otros de pie, pero «con una alta participación».

Desde hace 18 años, Tomás Pajuelo cuida y despierta la fe de los peregrinos. «Soy el capellán más antiguo de los que van al Rocío» . En la aldea, «los sacerdotes participamos y estamos a disposición del párroco de Almonte». Cuando llega, reconoce, el fervor se muestra entre los fieles: «durante la jornada del sábado nos hemos llevado hasta cinco horas confesando ».

La experiencia de un año duro le ha permitido también vivir momentos de júbilo. El día de la llegada a Villamanrique , el sacerdote observó la seriedad de los peregrinos por haber sufrido debido a las lluvias. « Rezamos la salve , la gente participó y se convirtió en un momento de consuelo y alegría. Cuando se hace por amor a la Virgen no hay agua ni frío que nos aparte del señor».

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