Pasión en Córdoba
Antonio Navarro anuncia nuevo tiempo: «Alegrémonos que en Córdoba comienzan las glorias de María»
Recorre las advocaciones letíficas en una exaltación llena de alegría y llamadas a la fe y al compromiso
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«Alegrémonos, cofrades, con ilusión desmedida , y crucemos ese dintel, con pasión y osadía, porque en Córdoba comienzan las Glorias de María». Una semana después de la Pascua, la religiosidad popular entra formalmente en un nuevo ciclo.
Lo ha hecho este sábado con el pregón de glorias, que ha pronunciado Antonio Navarro , hermano de Villaviciosa , que ha reivindicado la autenticidad de las corporaciones letíficas y ha recorrido su historia en unas palabras vibrantes y sentidas.
En un acto que por primera vez se ha celebrado en el Teatro Góngora , Navarro ha recordado su iniciación en la fe en el colegio de los Trinitarios y ahí se ha preguntado por el olvido de la Virgen de Gracia , titular del templo, al que sigue dando nombre.
«Ser cofrade, para mí, empezó siendo algo más que el ambiente cuaresmal y las cofradías en la calle. Nunca caí en la confusión de creer que ser cofrade era sólo entender de Semana Santa . Para mí, ser cofrade, en mi niñez, fue algo más que poder vestir el capirote en cortejos de cofradías», dijo el pregonero.
Cantó y emocionó, pero también reclamó un trato económico más justo para ellas, ya que más que subvención reciben «un estresante juicio monitorio ». A partir de entonces comenzó rezando a San Rafael y ha recorrido advocaciones marianas históricas y actuales, y muchas poco conocidas.
Sobre todo han aparecido las actuales: las romerías a Linares y a Santo Domingo y las que se hacen a la Cabeza y al Rocío, con la espiritualidad que estos santuarios despiertan. De ahí a la Virgen del Socorro , de la que recordó sus históricos rosarios.
«Las hermandades hemos de vivir más allá del uso desmedido de las redes sociales y del streaming, que puede acomodar y alejar»
Al llegar a la advocación de la Virgen de la Salud , tan arraigada en la historia de Córdoba, recordó a quienes fallecieron por culpa del Covid desde 2020 y rogó por su fin definitivo: «Se lo pido siempre a Ella, intercesora sin igual . A Ella que es amor y ternura, que sabe bien de soledad, a Ella que es hija y madre y la Enfermera Celestia l».
Fátima y el Carmen aparecieron, pero sobre todo Villaviciosa , su Virgen, su hermandad, de cuya rica historia y devoción hizo acopio. Evocó las tardes de agosto con la Virgen del Tránsito por su barrio y no pasó por alto algunas de las advocaciones que veneran cofradías de penitencias.
Tras cantar a la Virgen de la Fuensanta en septiembre, hizo un llamamiento en su pregón: «Los cofrades, las hermandades, hemos de vivir también más allá del uso desmedido de las redes sociales y del streaming, algo que se nos puede volver en contra, ayudando a acomodar y a alejar, produciendo el peor efecto adverso de la que creemos que es nuestra mejor medicina , algo que en numerosas ocasiones y en numerosos posts, o tweets, lo único que expresa y nutre es nuestro propio narcisismo, el mismo que en ocasiones inventa tanta cosa extraordinaria».
Por eso terminó cantando a San Rafael y pidiendo en una última oración: «Llévanos, con San Álvaro, a ver pasar a María por las calles y plazuelas de esta ciudad querida». Para Ella, en la advocación de Villaviciosa, fueron también sus últimas palabras: «Y en nuestra hora postrera, seamos merecedores de ver el rostro divino de la Celestial Enfermera ».
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