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Ángelmaría Varo: «Un cofrade debe ser ejemplar sencillamente de ser cofrade, con lo que eso significa»
El Cofrade Ejemplar de Córdoba 2021 reconoce que, aunque se han alcanzado muchas cosas, la Semana Santa «ha perdido intimidad»
Con tanta experiencia como tiene en las tablas, lo último que se espera de Ángelmaría Varo (Córdoba, 1962) es que dude al buscar un respuesta. Y eso pasa sólo al principio. A partir de la cuarta pregunta el Cofrade Ejemplar de 2021 , ex hermano mayor de la Misericordia, capataz muchos años, dorador y trabajador incansable, responde como un rayo.
¿De qué debe dar ejemplo un cofrade?
[Duda] Con no dar malos ejemplos es suficiente. Es muy difícil ser ejemplar en la vida de nada, y en el fondo somos todos ejemplares, lo que pasa es que unas veces damos buenos ejemplos y otras veces damos malos ejemplos. Yo creo que un cofrade tiene que ser ejemplar sencillamente de ser cofrade. Con todo lo que significa.
¿Y de qué da ejemplo Ángelmaría Varo?
Sinceramente no lo sé.
Algo habrán visto para que lo elijan Cofrade Ejemplar.
No sé de qué he podido dar ejemplo. De hecho creo que no he dado ejemplo de nada , y si he dado ejemplo de algo ha sido de una trayectoria y una línea en favor de mi hermandad, y en favor de las hermandades que me han podido llamar y pedir ayuda, pero no me corresponde a mí decirlo.
«La división se vive con muchísima tristeza, pero creo que esas dificultades te acercan y te dan fuerza para luchar por la unidad»
Habrá conocido al menos a cofrades que sí le resultaron ejemplares en su proceder.
Mi padre sí que fue verdaderamente un cofrade ejemplar , porque fueron unos tiempos muy difíciles en que la Semana Santa de Córdoba cambió. En 1975, cuando Rafael Zafra se presentó a presidente de la Agrupación de Cofradías , vivimos aquello con intensidad, porque era un cambio muy grande. Desde el respeto máximo a las personas que antes estaban, hacía falta para la gente joven, y yo era adolescente, un cambio en la Semana Santa. Creo que Rafael Zafra se lo dio. En su junta eran todos gente de treinta y tantos años, y entre ellos estaba mi padre, que tenía cerca de cincuenta. Era un poco el abuelo de aquella generación y apostó por la gente joven, por el cambio, por aquello que necesitaba de juventud y frescura la Semana Santa. Creo que mi padre sí que fue un cofrade ejemplar y si me apura adelantado a su época .
Entonces vería una Semana Santa en la que querría cambiar muchas cosas y que evolucionase. ¿Hoy está contento con lo que ve?
Creo que hemos alcanzado algunas cosas y en otras nos hemos pasado de a donde creo que se debería llegar. Cuando hablamos del año 75, podía haber un 70% de pasos a ruedas , quedaban flores de plástico , reflectores en los pasos y eso afortundamente hoy no existe. Para quien no quiere que pierda, no ha perdido, pero la Semana Santa de Córdoba ha perdido esa intimidad que tenía: nuevas formas de llevar los pasos hasta límites quizá un poco exagerados. La Semana Santa debe ser básicamente más sencilla , no hay que comprarse un equipo concreto para salir de costalero, hay que vivir lo que estás haciendo, con independencia de la imagen que quieras dar fuera del paso.
«Hemos sacado pasos como las Lágrimas, que es de 35 hombres, con 36 para acabar 24. Hoy parece que si no doblas no puedes salir»
Usted ha vivido la evolución del mundo del costal, desde la casi nada, hasta ahora. Le alegrará ver casi todos los pasos a costaleros. Pero, ¿hoy cómo ve esa evolución?
Me alegra muchísimo ver todos los pasos a costaleros, e incluso le digo más: también me alegra ver cómo va Ánimas . Es mi opinión, pero a mí me parece que Ánimas no tiene nada que cambiar a nivel estético, nada. La evolución ha sido brutal desde el punto de vista de cuando nosotros empezábamos. Éramos gente que no sabíamos nada de esto. Nada. Hubo una serie de personas que nos enseñaron un poquito, como Rafael Muñoz , que venía de las cuadrillas profesionales, y Lorenzo de Juan y Javier Romero , que se formaron un poquito antes que nosotros. Y algunos más. Íbamos con lo que teníamos. Ahora hay muchísimas más técnica que antes. Con los costales que teníamos la gente de nuestra edad hoy no nos permitirían meternos debajo de un paso, pero la gente sabía a lo que iba. Un paso en que igualaban 40 lo sacaban 46, o 45 o 40. Y hoy si no doblas la cuadrilla y tienes picos , parece que el paso no puede salir. Nosotros hemos sacado pasos de 35 hombres como las Lágrimas, con 35 o 36 y llegar a San Pedro 24. Que no digo que sea lo ideal, que desde luego no lo es. Quizá haya evolucionado para bien en técnica y no sé si para carencia de otros aspectos.
Hizo hace treinta años el pregón que todo el mundo cita. ¿Es consciente de ser una referencia también en esta materia?
No, y tampoco lo creo. Sinceramente, no creo que mi pregón de 1991 fuera el gran pregón. Es verdad que estoy muy satisfecho de lo que se hizo, y tengo unos recuerdos maravillosos , de la gente que me apoyó y me trasladó su felicitación, pero sí estoy contento de estar entre ese ramillete de pregoneros que de alguna manera cambió un poquito el esquema. Lo mismo que Rafael Zafra cambió el esquema de la Agrupación, desde Fray Ricardo , Fran Mellado, mi hermano, Antonio Capdevila, Jesús Cabrera o Miguel Ángel de Abajo , varíamos el concepto del pregón de la Semana Santa de Córdoba.
«Cada vez que miras al Cristo del Remedio de Ánimas, si tienes un mínimo de sensibilidad, estás aprendiendo, porque cada vez te está diciendo algo diferente»
¿Qué se aprende del Cristo del Remedio de Ánimas?
El Cristo del Remedio de Ánimas en sí para mí es un magisterio . Creo que cada vez que lo miras, si tienes un mínimo de sensibilidad, estás aprendiendo, porque cada vez te está diciendo algo diferente. Una de las experiencias más ricas que he tenido como cofrade han sido los 31 años que he tenido la suerte de ir mirando al Cristo cara a cara. No digo la suerte de haber sido capataz: la suerte de vivir esas cinco o seis horas anuales delante del Cristo del Remedio de Ánimas, en esa nube de incienso, en ese halo con el ‘Miserere’ de fondo, mirándolo. El viento le mueve la melena, hay veces que casi no lo ves con el incienso... Es un privilegio, te enseña cada vez que lo miras.
Usted ha vivido momentos malos. Sólo fue hermano mayor un año, en un periodo de gran división. ¿Cómo se vive la hermandad de uno es un motivo de sufrimiento?
Con muchísima tristeza, porque tú quieres que tu hermandad sea un lugar al que vas a disfrutar con tus hermanos, a compartir. Cuando las circunstancias son otras es triste.
¿Le aleja a uno de la hermandad o le acerca más?
En el fondo, acerca más si sabes vivirlo. Las hermandades son como la vida, igual. Si realmente tú quieres a tu casa, cuando pasas un momento difícil en tu casa , con tu familia, lo que quieres es recuperar la normalidad lo antes posible, y lo que quieres es la satisfacción de encontrate con tu casa lo antes posible. Cuando pasas por esos momentos, en el fondo te dan fuerza para luchar por la unidad.
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