Sucesos
Quince años sin Ángeles Zurera | Las 10 claves de una desaparición que sigue sin resolver
La búsqueda sigue enquistada después de centenares de rastreos, pruebas que han resultado infructuosas y un archivo provisional que amenaza con dar el carpetazo definitivo al caso
Antonio Zurera, hermano de Ángeles Zurera: «Dependemos de que un día haya un hilo del que tirar»
La familia de Ángeles Zurera: «Lucharemos por un desenlace justo»

Hace quince años, tal día como hoy, Ángeles Zurera, vecina de Aguilar de la Frontera de 42 años y madre de dos hijos, desapareció sin dejar rastro. Durante todo este tiempo, su búsqueda incesante no ha dado sus frutos. La investigación se centra en ... hallar algún día el cadáver de la mujer: los indicios recabados hasta el momento han sepultado toda esperanza de encontrarla viva. Estas son las claves de un tortuoso caso que mantiene en vilo a los familiares y amigos de Angelines.
Una desaparición de madrugada
La última vez que se vio a Ángeles Zurera con vida fue el 2 de marzo de 2008. Ese día había estado con su nuera de compras y, tras pasar toda la jornada de paseo, regresó a su casa. Se fue a la cama y a las 1.20 horas recibió una llamada de su exmarido, Manuel Reina, empresario de maquinaria pesada (excavadoras) y movimiento de áridos (cimentaciones, excavaciones), del que se acababa de separar. Estuvieron hablando durante dos minutos y medio.
Angelines salió con lo puesto; no se llevó ni el móvil ni las gafas; se fue sin nada de documentación y tampoco cogió dinero. Desde entonces, ya no se volvió a saber nada de ella. Los investigadores descartaron desde un primer momento una desaparición voluntaria.
Un único imputado, su exmarido
Desde el principio, la investigación se centró en Reina. La mujer había decidido separse de él tras denunciarlo por malos tratos: fue condenado a nueve meses de cárcel por la agresión cometida contra Zurera 12 días antes de que desapareciera. Su exmarido le propinó un puñetazo después de enterarse de que mantenía una relación con un hombre.

Reina siempre ha negado tener nada que ver con la desaparición, pero todos los indicios apuntan lo contrario: antes de que se perdiera la pista, el exmarido de Zurera, según apunta los familiares de la mujer, la estuvo persiguiendo y acosando porque ella estaba rehaciendo su vida.
En marzo de 2011, después de varios interrogatorios e indagaciones de la Guardia Civil, Reina es llamado ante el juez para declarar como imputado en el caso.
La coartada
El exmarido reconoció haber estado aquella noche en Aguilar de la Frontera (desde la desaparición, vivía en Montilla con su pareja, con la que mantenía una relación extramatrimonial) y aseguró a los investigadores que fue a confeccionar nóminas, algo poco creíble porque para eso tenía un asesor contratado. Los camareros de un bar del pueblo también confirmaron que aquella noche el hombre pidió una copa cuando estaban cerrando y se la llevó en un vaso.
También reconoce que la llamó esa noche, que antes la había tratado de localizar varias veces más, pero no paraba de comunicar. «Al final descolgó, pero ambos permanecimos completamente en silencio, sin decir ni siquiera 'dígame', nada», algo que no convence a los investigadores.
La coartada se la dio su pareja. Ella aseguró ante los investigadores que la noche de la desaparición, cuando llegó a casa, Manuel Reina estaba despierto en la cama.
¿Y el amante de Zurera?
Según apuntó en su día el sargento de la Guardia Civil , hoy retirado, Juan Vera, que se ocupó de la investigación, cuando Angelines desaparece, si bien la mira estaba en el exmarido, también se investigó a sus hijos, y a un amigo que había conocido por las redes sociales, un camionero de Valencia, con el que tenía una relación.
Sin embargo, no había móvil para un supuesto crimen por parte de la pareja de Zurera, porque ambos estaban muy enamorados uno del otro y, además, él no se encontraba en Aguilar cuando sucedieron los hechos.
Una búsqueda incesante
Los rastreos para dar con el cuerpo de Zurera se centraron desde el primer momento en lugares vinculados con el exmarido, como en la nave donde trabajaba Manuel Reina y también en el vertedero donde éste acudía a vaciar sus camiones de escombros sin resultado positivo.

Sin embargo, a lo largo de estos quince años se ha peinado prácticamente el término municipal de Aguilar de la Frontera: buzos especializados se internaron en alpechineras cerca de Aguilar; también se rastreó en el interior de la laguna de Zóñar; y máquinas excavadoras y personal voluntario rastrearon un amplio descampado en la antigua carretera que une Aguilar y Moriles, y se investigó en la propia casa del exmarido, donde se derribaron algunos muros.
Además, se han rastreado más de 300 pozos, examinado fincas, levantado suelos y hasta utilizado un sónar, sin que, hasta la fecha, haya aparecido Angelines.
Testigo protegido
En junio de 2011, la familia de Ángeles Zurera recibió un varapalo con el sobreseimiento provisional de la causa contra el exmarido de la desaparecida por parte del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Aguilar, al considerar que se había investigado todo lo que se había podido y no se obtuvo ningún resultado,
No obstante, pocos meses después, a finales de noviembre de ese mismo año, la Audiencia Provincial reabrió el caso, tras contar con un testigo protegido.
Así, la Policía Judicial levantó, sin resultado alguno, una nave del exmarido, cuyo solar había sido rellenado los días posteriores a su desaparición.
Test de la verdad
La familia solicitó sin éxito en varias ocasiones que se realizara el test de la verdad al exmarido y hasta el día de hoy único imputado en la investigación, Manuel Reina. Sin embargo, tanto el juzgado de Instrucción como la Audiencia se opusieron en su día a que se llevase a cabo esta prueba.
La Fiscalía, que también se mostro contraria a la petición, argumentó que «la prueba no está recogida por la legislación», y que «se pretende imponer a alguien» la práctica del test.

No obstante, la abogada de la familia defendio en su día que el argumento principal es que «esa prueba no vulnera ningún derecho como a no declararse culpable, ni a no declarar contra sí mismo» por parte del exmarido, al tiempo que destacó que «en las leyes se recogen pruebas parecidas, que en muchos casos no se necesita siquiera autorización judicial».
Los móviles de Zurera
En 2019, los investigadores lograron desencriptar los dos teléfonos móviles de Ángeles Zurera. Uno se recogió en la casa de la mujer, nada más conocer la desaparición, el otro no fue hallado hasta varios días después, con tierra y en un cajón de la vivienda, algo bastante extraño, teniendo en cuenta que el piso se rastreó después de que se perdiese el rastro de la aguilarense.
No obstante, los archivos y mensajes recuperados no han arrojado luz a esta extraña desaparición.
¿Cómo está el caso?
En otoño de 2020, el juzgado de Aguilar decretó el archivo provisional de las diligencias previas incoadas por la desaparición de Ángeles Zurera. La familia presentó un recurso de reforma subsidiario de apelación contra ese auto, que fue desestimado.

El hermano de la mujer, Antonio Zurera, ha asegurado a este periódico que el caso «se podría volver a abrir si surgen nuevas pruebas». De hecho, los rastreos por iniciativa de la familia o colaboradores altruistas continúan: «Hace poco hemos sobrevolado con drones provistos de cámaras de infrarrojos distintas parcelas. A esto no se le da publicidad porque lo que nos interesa es que hubiera resultados positivos», explica Antonio.
Próximos pasos
La familia de Ángeles Zurera sigue batallando para que el caso no caiga en el olvido y ha anunciado un nuevo intento de localización del cuerpo. En este caso, la excavación se hará en una nave en la que, según les ha indicado un vecino, se vio movimiento de tierra en las mismas fechas en las que desapareció su hermana.
Los allegados de Zurera albergan la esperanza de que conseguirán dar con sus restos y de que, algún día, se podrá hacer justicia.
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