CONTRAMIRADAS
Paco Salinas (nadador): «Puedo aportar mucho más en silla de ruedas»
Desde el accidente de junio de 2007, ha conseguido ya 32 títulos de natación y un récord del mundo
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Paco Salinas se levanta poco antes de las ocho de la mañana. Se asea, se viste, desayuna, baja a la calle, se monta en el coche, conduce hasta la piscina de Poniente y entrena tres o cuatro horas diarias. Primero, en la sala de musculación. Después, en el agua. Toda esa rutina la ejecuta sin ayuda de nadie. Perfectamente normal si no fuera porque padece una grave lesión medular desde que en junio de 2007 su Honda CBR de 600 centímetros cúbicos se saliera de la calzada y se estrellara contra dos señales de tráfico. Ese día nació otro Paco Salinas. Más fuerte, más generoso, más humano.
En estos 15 años, se ha convertido en un nadador discapacitado de élite. Ha cosechado 32 títulos nacionales e internacionales y ha cultivado un optimismo fuera de lo común, que es ya su seña de identidad intransferible. Son las 13.30 horas. Acaba de terminar su entrenamiento matutino y se presta pacientemente a la sesión fotográfica en la piscina.
-He repasado esta mañana su biografía y no salgo de mi asombro.
-Todas las personas tienen que cruzar un puente con una determinada pendiente. Lo importante es cruzarlo. A partir de ahí, el camino es más fácil.
-A usted le pusieron un puente más empinado.
-No lo veo así. Las cosas se pueden ver como uno quiera. ¿Qué quiero decir? Hay problemas que no tienen solución. Una lesión medular no tiene solución. No sirve de nada lamentarte todos los días por algo que no vas a arreglar.
-Para eso hay que tener la cabeza muy fría.
-Hay personas que me dicen: «Yo no hubiera salido». Realmente, no se han visto en esa situación y no saben cómo reaccionarían. No lo veo como una virtud. Yo puedo aportar mucho más a la sociedad en una silla de ruedas. Es un papel que me ha tocado desempeñar. Y lo haré lo mejor posible. Intentaré ayudar al máximo número de personas.
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-Hay chavales que se angustian por tener una arruga en la camisa.
-Totalmente. O por una pequeña cicatriz. El otro día se lo decía a los chicos en un proyecto de motivación. Yo, cuando tengo un día difícil, me miro en el espejo y observo mi cicatriz de la traqueotomía. Y entonces me digo: «Aquí vencí esta batalla».
-Es usted el renacido.
-No lo veo así. Sinceramente. Está claro que la vida te cambia por completo. Cuando una persona tiene una situación complicada, crece mucho más. A nivel humano, empatizas más con las personas. Y puedes aportar a la sociedad cosas que antes no tenía. Hoy sí.
-¿Quién es el Paco Salinas de hoy? ¿Qué queda del Paco Salinas de ayer?
-El Paco Salinas después del accidente es el mismo. Yo veo el mundo. No veo la silla de ruedas.
-En aquella entrevista dijo usted lo siguiente: «Mi accidente me abrió muchas puertas». ¿Siempre ve la botella medio llena?
-En la vida todo pasa por algo. Y a consecuencia de algo. Y, si estoy en la silla de ruedas, es porque puedo aportar mucho más que estando de pie.
-¿Cree en el destino?
-Pienso que sí. Ese día iba más prudente imposible. El atestado dice que iba por debajo de la velocidad. Y, sin embargo, me sucedió. ¿Por qué? Porque ese día me tenía que suceder. A partir de ahí empezaba otra etapa en mi vida.
«Aporto cosas diferentes»
-¿Hoy es usted mejor?
-No creo. Soy la misma persona pero aporto cosas diferentes.
-Y tiene un máster de motivación.
-Sí me ha servido mi accidente para una cosa: mentalmente creces muchísimo. Y te tiene que venir algo muy grande para que esa situación pueda contigo. Tengo mis días buenos y mis días malos como cualquier persona. Soy realista. Lo que sí está claro es que las limitaciones que se pone la sociedad son más mentales que físicas. Eso lo tengo muy claro. Si una persona está convencida de que quiere algo, lo va a lograr si trabaja todos los días. Así veo la vida. Creemos que tenemos todo a golpe de click. Y mi forma de verlo es diferente: esfuerzo, trabajo, constancia y sacrificio.
-Usted ha fortalecido un músculo que se llama voluntad.
-Mis padres dicen que yo he tenido siempre voluntad. Mi familia es humilde y las cosas que he conseguido han sido a base de esfuerzo, constancia y sacrificio. No hay otro secreto. Y a base de humildad.
-¿Cómo es un día en la vida de Paco Salinas?
-Me levanto a las ocho o antes. Vivo con mi mujer y mis tres hijos. Desayuno y me vengo para el centro deportivo. Hago una sesión de fuerza en musculación y luego una sesión de agua. Me voy a casa, como, descanso 20 minutos y empiezo a dar clases como profesor de educación física hasta las nueve.
-¿Vive en una casa adaptada?
-No. Solo una pequeña silla en la bañera. Hago todo solo. No necesito ayuda. Soy totalmente independiente. A veces, me regañan mis hijos porque, si necesito algo y lo han dejado en la parte de arriba del mueble, me subo a la encimera y lo cojo. Intento tener la casa lo menos adaptada para estar preparado para lo que me espera en la vida.
Sus tres hijos nacieron antes del accidente. La pequeña se crió encima de la silla de ruedas de su padre. Y viven con absoluta naturalidad su discapacidad. «Ellos ven a Paco Salinas de la siguiente forma: no ven la silla. Mi hija pequeña cogía la silla, la ponía a dos metros y me decía: 'No me pillas, papá'. Se ríe de la silla. Lo tiene normalizado».
32 títulos
-Diez años ya en la élite deportiva.
-Tengo 32 títulos. En 2008, establecimos un récord del mundo, tenemos medallas en series mundiales y compito con la selección española. Hemos crecido mucho. Estuve preseleccionado en los Juegos de Tokio, pero no fui. El nivel de la selección española es muy alto y había compañeros que estaban más preparados.
-España es una potencia de natación paralímpica.
-Es una de las grandes potencias mundiales. Se están haciendo las cosas bastante bien y hay deportistas muy preparados. El nivel de exigencia es muy alto y van los mejores.
-¿Cuántos años le quedan en la élite?
-No lo sé. La motivación está intacta. Y el día que no la tenga ni entrene de la misma manera lo dejaré. A día de hoy voy a continuar.
-¿Qué hay que tener para mantenerse en lo alto?
-Mucha humildad. Le pongo un ejemplo: cuando gané el oro en Alemania en 2016, mostré una bandera de España con muchos nombres. Eran personas que me han ayudado desde el momento en que caí en el asfalto. Sale el nombre de Paco Salinas, pero es un trabajo en equipo.
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-¿A qué aspira?
-Mentalmente, a todo. Pero con mucha humildad.
-¿A unos Juegos Olímpicos?
-¿Por qué no? Ahora: con los pies en el suelo.
-¿Qué se aprende del fracaso?
-En la vida, unas veces se gana y otras se aprende. En una ocasión, llegué con cuatro oros y una plata a casa. Mi hija pequeña cogió la plata y dijo: «Qué caca, papi». ¿Cómo me dice la mocosa esto? Entonces le dije: «Qué caca no. En esta de plata papá ha aprendido». No es un fracaso. Es un aprendizaje.
-Usted ha declarado: «Los halagos debilitan al ser humano». ¿No se concede un respiro?
-Vamos a ver: logras una medalla y está bien. Has conseguido un objetivo. Pero ya está. Lo importante es que hayas disfrutado ese camino. A partir de ahí: un objetivo nuevo.
-¿Queda mucho para la ciudad adaptada?
-Queda mucho para todo. Si hablamos de Córdoba, nuestra ciudad ha ganado mucho en accesibilidad. Se están haciendo las cosas muy bien.
-¿Qué le pide al edil de Movilidad?
-Las cosas aquí van más rápido de lo que pensaba. ¿Quedan cosas por hacer? Por supuesto. Pero se está haciendo un grandísimo trabajo.
-¿Y qué le pide a la vida?
-Que sonría a todas las personas. Mucha salud e igualdad para todos, que desafortunadamente no existe. Vivimos en un magnífico mundo donde no valoramos lo que tenemos. En el hospital, veía a otras personas y me decía: «¿De qué te quejas? Hay quien no tiene movilidad en los brazos». Entonces, te ves como un rey.
-¿Maldice su suerte?
-¿Por qué? Para nada. En absoluto.
-Dígame un deseo para 2023.
-Mucha salud para todos.
-¿También para Paco Salinas?
-A día de hoy, la salud me respeta.