Time lapse
Patios, flores de costumbre
La Fiesta precisa de soluciones duraderas a problemas estructurales

Diez años de sello Unesco para la Fiesta de los Patios de Córdoba. Deberes por hacer. Lo difícil no es (que también) lograr la etiqueta Patrimonio de la Humanidad. Lo complejo siempre es mantener intactos los valores por los que se remarca la singularidad. Conservar esa esencia. Si hay una una manifestación cultural única en Córdoba son los Patios. Salvando la Mezquita y Medina Azahara, podemos encontrar en otras ciudades catedrales, semanas santas, ferias, carnavales o romerías. No existe parangón en esta forma de vivir, ser, estar, construir o compartir. Convivir con la naturaleza, expresarse como ciudad.
Y esa exclusividad es la que debería servir de acicate para un mayor celo protector en un trabajo estratégico a medio plazo constante, no intermitente; sin caer en los lugares comunes en los que cada año acabamos cuando analizamos el fenómeno. Como flores de costumbre.
El alcalde ha anunciado que descarta poner en marcha una fundación como se prometió hace una década, y apuesta más por un patronato. Sea la fórmula jurídica que sea, hágase ya. La Fiesta de los Patios, la que queda detrás de la puerta cuando ésta se cierra a finales de mayo o Navidad, es la que precisa de unos pilares fuertes, que apliquen soluciones duraderas a problemas estructurales que no pueden ventilarse con mano improvisada.
Un patronato, de acuerdo; pero que tenga una política estable, ambiciosa y con sentido de la promoción de la fiesta. Tanto para el que viene a verlos y se marcha, como (y sobre todo) para el que los aprovecha como entrada para conocer el resto de la ciudad. Quiere tiempo y experiencias de calidad.
El relevo generacional es crucial. A todos nos gustan los Patios de Córdoba, pero el compromiso de mantenerlos y cuidarlos con mimo y esmero todos los días del año no parece plato de buen gusto. El relevo empieza en la escuela. Aprender a respetarlos y hacerlos nuestros.
Las exenciones fiscales, la arquitectura, el cobro de entrada, la investigación universitaria (no sólo resolver conflictos internacionales), el mecenazgo, la solución residencial al Casco... Todos estos aspectos siguen demasiado latentes.