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Ciudad Jardín
Es un barrio que le ha dado a Córdoba mucho más de lo recibido
Detenido un ladrón tras apuñalar al dependiente de un bazar de Ciudad Jardín a Córdoba
Detenido un hombre de 79 años por apuñalar a dos personas en un bar de Ciudad Jardín
Ciudad Jardín solo vuelve cuando se acercan las urnas. Se puebla de paseos electorales y de promesas en la atmósfera. Lo hacen todos los partidos, no hay distingos. Luego pasan las elecciones y las promesas siguen suspendidas en el ambiente sin bajar a pie de calle.
Ciudad Jardín es un barrio que le ha dado a Córdoba mucho más de lo que ha recibido. La emigración de la provincia en los años 50 y 60 le dio el sentido a su desarrollo. Luego fueron los estudiantes o aquellos trabajadores que recalaban por primera vez en la ciudad y encontraban en el barrio, al que apodaban 'del avecrem', el primer muelle. Los inmigrantes han hallado en él un lugar factible para incardinarse en Córdoba y los primeros pobladores ya se han hecho mayores sin que sus hijos o nietos hayan completado la reposición natural que se da en muchas urbes.
El atraco del otro día en un bazar chino puede ocurrir en cualquier otro punto de Córdoba. No es la clave. Como el apuñalamiento de hace unos meses atrás casi en plena calle. Pero el problema está en las sensaciones que transmite Ciudad Jardín. En esa atmósfera, llena de buenas ideas y promesas que no caen al suelo y transforman en serio un espacio céntrico donde la teoría de la ventana rota de Giuliani, aquel alcalde neoyorquino, está empezando a consolidarse. Si se deja que las ventanas se vayan rompiendo y no se actúa, el edificio acaba en ruina y su entorno se resquebraja. No vale solo con ensanchar las aceras y echar una capa de asfalto.
Hace 20 años que no se acometen proyectos de peso, y fueron el parque Juan Carlos I por parte de Merino o el bulevar de Vía Parque de Mellado -si descartamos el remozado del Rectorado-. Se ha prometido de todo. Lo del parking de Los Califas tiene muchos trienios.
Pero las 'ventanas rotas' siguen en comercios cerrados a cal y canto, suciedad, cierta sensación de inseguridad y puntos conflictivos o con maridajes explosivos como prostitución y drogas. No hay suelo para nuevas viviendas y el parque inmobiliario envejece de mala manera sin resultar atractivo irse a vivir. Ciudad Jardín merece mucho más. Al menos, admitir el problema y no cargar la atmósfera de imposibles.