ANÁLISIS

Así ha sido el primer año de Jesús León al mando del Córdoba CF

Cumple el primer aniversario este sábado con la luz de la permanencia y la sombra de las cuentas

El presidente y máximo accionista del Córdoba CF, Jesús León VALERIO MERINO

Javier Gómez

Jesús León y el Córdoba CF han estado subidos en un tobogán de sensaciones en los últimos 365 días. El presidente y máximo accionista del club blanquiverde cumple hoy un año al frente de la sociedad anónima cordobesista. El 19 de enero de 2018 por fin cumplió el «sueño», aseguró aquel día, se comprar el paquete mayoritario de acciones (98,7%) a Carlos González , que se marchó después de seis años y medio de gestión en El Arcángel. Han sido 12 marcados por el éxito de la salvación del curso pasado y las tinieblas de las cuentas en lo económico.

León empezó a lo grande. Posiblemente, jamás tenga un momento igual de reconocimiento individual en el resto del tiempo que pase en el mundo del fútbol. La afición, que llenó el estadio El Arcángel para ver cómo había un nuevo inquilino en el palco, lo recibió con una atronadora ovación que duró varios minutos. Sin embargo, esa imagen en la retina entra en confrontación con la petición de dimisión (algo imposible en el fútbol actual para un propietario) del último partido o la pitada que tuvo que soportar cinco minutos antes del Córdoba-Las Palmas, tras destaparse un intento de venta del club a Devetia, una empresa ucraniana, que, finalmente, no fructificó.

Entre esos dos momentos hay un mar de blancos, algunos negros y bastantes grises en este año de gestión de León , que intenta ahora por todos los medios posibles, y parece acariciar con las manos conseguirlo, desbloquear la situación de convulsión deportiva, económica e institucional con el salvavidas del traspaso de Sergi Guardiola al Valladolid —Aguado todavía podría acabar en otro destino, aunque no está descartado que acabe en julio en Pucela—.

La montaña rusa de vivencias del primer año de mandato de León al frente del Córdoba CF podría dividirse perfectamente en dos partes, aunque, a partir de ahora, podría empezar una tercera. En el primer semestre, el empresario de Montoro vivió todo lo bueno del fútbol. Eso de lo que escasea este mundillo que se define como lo más importante de lo menos trascendente. Todo fue una ascensión continua. Todo le salió bien.

Luego, todo se torció desde julio . Llegaron los retrasos en el pago a González, impagos a Osasuna, nóminas pendientes a los jugadores, unas pérdidas de 4,2 millones del ejercicio y el club entró en causa de disolución.

Ahora, la venta de Sergi Guardiola es el salvavidas que necesita . De momento, ha empezado enero con más estabilidad. Pagó a González el segundo plazo en tiempo y forma. Pasó la Junta de Accionistas con holgura, pese al voto en contra de los pequeños propietarios. Además, ha empezado a regularizar las nóminas pendientes. Le falta el «boom» con Guardiola para desatascar la situación a corto plazo.

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