Detalle
Pablo Alfaro, cuarto entrenador consecutivo que debuta con victoria en el Córdoba CF
El técnico aragonés tuvo el premio de ganar en su debut, algo poco habitual en el equipo blanquiverde hasta el curso pasado
No es algo habitual en el banquillo del Córdoba CF a lo largo de su historia, pero Pablo Alfaro lo consiguió. El refranero español habla de «A entrenador nuevo, victoria segura». Un dicho que no ha tenido mucho efecto tras las múltiples sacudidas de la trituradora de entrenadores blanquiverde. La tendencia ha cambiado desde la pasada temporada. Hasta que Enrique Martín rompió esa racha con un gol de penalti en el descuento de la primera jornada del curso pasado habían pasado casi tres años (desde noviembre de 2016) y cinco técnicos nuevos sin hacerlo .
Alfaro es el cuarto entrenador consecutivo que se entrena con victoria en el banquillo del Córdoba CF . El técnico aregonés tuvo el acierto de vencer en su estreno ante el Murcia. Juan Sabas lo hizo en la primera jornada frente al Lorca Deportiva. Un debut que tardó seis meses en producirse. Llegó en marzo cuando la pandemia paró el fútbol en Segunda B. Regresó con triunfo blanquiverde ante el Lorca (1-0). El año pasado Raúl Agné , en la décima jornada, también ganó al San Fernando (1-0) en su primer encuentro. La mala racha la había cortado Enrique Martín en agosto de 2019 ante el Recreativo Granada (2-1).
Habían pasado cinco entrenadores (y seis cambios de técnicos porque Sandoval repitió por Francisco, que se marchó sin estrenarse) sin debutar en el banquillo. El último había sido Carrión tras sustituir a Oltra en Segunda en 2016. Por el camino se quedaron los estrenos sin éxito pleno de Juan Merino, Jorge Romero, Sandoval, Curro Torres y Rafa Navarro .
Lo mejor y lo peor del debut
Alfaro ya es una rara avis para el cordobesismo . El entrenador dio miles de pasos en el área técnica en su estreno mientras gestionaba decisiones, instrucciones y correcciones, pero el mejor paso lo dio al frente con un equipo que se quitó la losa de cuatro jornadas sin ganar con un triunfo sufrido y eficaz.
El entrenador aragonés sólo había tenido la oportunidad de trabajar tres días, cuatro sesiones (hubo doble el jueves), con la plantilla del Córdoba CF antes de sentarse en el banquillo en un partido oficial. Lo hizo ante el Real Murcia con la losa añadida de que los primeros resultados de la jornada le pusieron en la séptima posición, en los puestos para luchar por la salvación, antes de comenzar el encuentro.
A marchas forzadas, Pablo Alfaro intentó inculcar durante la semana los conceptos básicos que necesita el equipo para volver a ser un claro aspirante al ascenso. Su boceto pretende un Córdoba valiente, atrevido, dominador y que ilusione dentro de un proyecto que considera solvente. Sin embargo, la tensión agarrotó a un equipo que no dio nunca sensación de soltarse y sentirse plenamente a gusto. Eso, posiblemente, llegará con la confianza que pueden dar los resultados.
Para empezar, Alfaro convulsionó la alineación inicial. Un claro gesto de que hay que cambiar la actitud y el rendimiento del equipo. Entraron seis caras nuevas en el once titular. Cambió las bandas por completo, puso un nuevo pivote y un atacante de estreno titular. No fue un ataque de entrenador. El equipo necesitaba un zamarreo. De hecho, el técnico no quiso ir más allá. Mantuvo el dibujo 4-2-3-1 más clásico. Explicó su decisión después del choque: «Hubo momentos en los que quería hacer modificaciones tácticas, pero no las hice porque no las hemos entrenado». Lógica. Lo mejor que puede aplicar un entrenador.
El técnico acertó sobre todo en los cambios . Le dio más profundidad al equipo con Moutinho cuando al equipo le faltaba verticalidad. El primer balón que tocó lo centró para el gol de Willy. Luego apuntaló el medio con Traoré y Samu Delgado para frenar a un Murcia que se venía arriba por momentos. Incluso, introdujo a Piovaccari, que debió sentenciar con el 0-2 de no perdonar un mano a mano. Alfaro cumplió en su debut sin que se viera un juego como el que pretende. Le tocará mejorarlo ante El Ejido 2012.