BALANCE

Navarro suspende en el banquillo del Córdoba CF

El técnico no mejora las pobres estadísticas que dejaron sus antecesores en el cargo

Navarro, en la banda de El Arcángel ABC

A. D. Jiménez

«Espero estar salvado para el día de Osasuna», decía Rafa Navarro , entrenador del Córdoba, el día de su presentación. Entonces, quedaban suficientes fechas para intentar lo que no habían conseguido entrenadores como Sandoval o Curro Torres en el presente ejercicio con un equipo que habitaba con naturalidad por los puestos de descenso.

Y a Navarro, tal vez por la desesperación de ver que la guadaña del descenso a Segunda B estaba tan cerca, se le compró esa idea. De hecho, prometió romper con todo lo anterior dejando a entender que no habría vetos a determinados jugadores de la plantilla. Incluso, preguntado a tal efecto por el caso de Javi Lara, Navarro argumentaba que «todos» partían «de cero».

Sin embargo, la realidad fue bien distinta . Y su efecto como entrenador se diluyó prácticamente en el primer partido ante el Málaga, uno de los colosos de la competición. Porque el gol de N`Diaye en la última jugada del partido supuso la pérdida de dos puntos y el reflejo de que tenía mucho trabajo por hacer.

Para empezar, Rafa Navarro llegó a un Córdoba débil en defensa y su primera promesa fue la de intentar por todos los medios que mejorara números con el fin de engancharse a la competición. Pero, por el contrario, lo que se vio fue un equipo que repetía sistemáticamente errores.

La estadística, que en este sentido engaña poco, presenta al Córdoba como el equipo que más goles encaja en Segunda División y con una distancia considerable respecto a su perseguidor en este cuestionable ranking. Con Rafa Navarro, desde que accedió al cargo en marzo, el Córdoba ha disputado 13 partidos de Liga en los que ha encajado 27 tantos . Es decir, que no ha alcanzado las mejoras que se proponía.

Sin ir más lejos, hay detalles que justifican los vaivenes que ha experimentado el equipo en esta fase de la competición. Para empezar, no ha encontrado un esquema claro de jueg o, independientemente de las lesiones o sanciones que se produjeran. Prácticamente ha empleado todos y sin grandes resultados.

Y ello se ve en las alineaciones . Por ejemplo, sobresale el caso de Luis Muñoz. Navarro, de primeras, consideró al defensa malagueño como mediocentro. De hecho, llegó a sugerir que su demarcación era innegociable. Por el contrario, Luis Muñoz, quien el pasado viernes vio la quinta amarilla y no disputará el último partido de Liga, ha acabado la competición como zaguero.

Por su parte, también llama la atención el caso de la portería . En el momento crítico de la competición, Navarro depositó la confianza en Marcos Lavín, quien tenía poca experiencia en la categoría, en detrimento de Carlos Abad. Vistos los resultados, no se puede decir que fuera un acierto la decisión. Sin embargo, choca más que el canario vaya a ser el meta que cierre el curso.

Esta situación también se puede ver en el centro del campo. Jugadores que participaron en los momentos clave, al entender el técnico que estaban «implicados», desaparecieron después para dar entrada a Javi Lara o Araujo , ninguneados en esa fase decisiva y sin motivo aparente. Incluso, sobresale el caso de Álvaro Aguado, quien no ha contado para Navarro y que en breve hará las maletas con su destino a Valladolid, donde le espera la Primera División.

Otro de los debes de Rafa Navarro está en la gestión de la promoción de los jugadores de cantera. De primeras, indicó que sí iba a echar mano de algunos componentes del filial en el tramo final de la temporada. Sin embargo, a la hora de la verdad, y a falta del partido ante el Deportivo en Riazor, sólo ha probado a dos de ellos. Porque Andresito y Lavín ya eran jugadores del primer equipo a todos los efectos. De ahí que en este tiempo sólo Chuma y Moyano hayan tomado la alternativa en Segunda, cuando varios han hecho méritos en la presente temporada. Curioso, sin duda, fue el momento de Kevin en el banquillo el pasado viernes cuando no fue llamado para entrar al campo después de varias semanas entrenando con el primer equipo. De hecho, Navarro concedió esos minutos a Carbonell, un cedido que ocupa licencia del segundo equipo.

Con todos estos condicionantes, no es de extrañar que la ilusión que traía consigo Navarro en la afición se diluyera con el paso de las semanas. Porque al técnico se le avalaba por su recuerdo como jugador, aunque finalmente no ha terminado de convencer y da la sensación de que el cordobesismo no respaldaría su continuidad en el banquillo , situación que abordará con Jesús León, presidente del club, a la conclusión del campeonato.

Eso sí, en la sala de prensa no ha dejado en ningún momento un discurso de club y hasta en la previa del encuentro ante Osasuna esgrimió que León dejó las «cosas claras» en la comparecencia del miércoles. Por lo pronto, Navarro, como también le sucedió a Romero en la temporada de Primera que acabó en descenso, también tendrá su cuota de responsabilidad.

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