ASIGNATURA PENDIENTE

Las dudas no se van de la defensa del Córdoba

El conjunto blanquiverde es el más goleado de la Liga con 13 dianas en cinco partidos

Quintanilla comete falta sobre Blanco SALAS

A. D. Jiménez

El Córdoba presenta unos preocupantes números en el arranque de competición en lo que respecta a la parcela defensiva . Sin contar con el partido de Copa del Rey, en el que se impuso por 2-0 al Nástic de Tarragona, el conjunto blanquiverde ha encajado 13 goles en cinco partidos, circunstancia que ha encendido muchas luces de alarma.

Buscando un ejemplo parecido, la temporada pasada a estas alturas de competición había recibido ocho en cinco jornadas y ya parecía un registro a tener en cuenta al ser el segundo con el peor registro de la competición. Por cierto, que a esas alturas de campeonato el conjunto blanquiverde estaba en mitad de la tabla con seis puntos.

Pero regresando a la actualidad hay factores que pueden resultar determinantes para explicar lo que está sucediendo. Sandoval fundamentó su regreso al Córdoba apostando por el pasado reciente . Y, en lo puramente estratégico, le llevaba a apostar por un diseño de una defensa con tres centrales y dos laterales de largo recorrido .

De hecho, esos jugadores ya formaron parte de su primera etapa en el Córdoba y, por supuesto, de obrar el milagro de la permanencia a base de esfuerzo y acierto. Porque como en los partidos clave de Vallecas, Reus o en El Arcángel apostó por Valentín, Quintanilla y Aytahmi, además de Fernández y Javi Galán . Sin embargo, el Córdoba en esos primeros encuentros de Liga recibió siete goles.

Ante el Numancia y el Oviedo, primeros rivales de la temporada, la defensa calcada de Sandoval recibió tantos de muchas facturas . Es decir, en la estrategia, en presión del adversario, en malos balances en los que no se optó por hacer faltas de «oficio» o por desajustes en los que se conocen como ataques posicionales.

Y eso llevó al club a cobrarse una «víctima», caso de Igor Stefanovic . El portero serbio recibió la notificación del club de que no contaba al no convencer a los técnicos y salió justo antes del cierre del mercado de fichajes el 31 de agosto. En parte, en esos partidos lo que le faltó al Córdoba fue contar con otros jugadores básicos en su entramado defensivo del tramo final de la temporada anterior y con los que no pudo contar por los problemas ocasionados por el límite salarial. Así se podría decir que el Córdoba echaba de menos a Kieszek y Edu Ramos , con quienes pactó renovaciones en el mes de julio, e incluso a Aguza, quien pese a esperar un tiempo decidió marcharse al Almería.

Visto que no funcionaban los planes del equipo, Sandoval trató de dar una vuelca de tuerca en el partido ante el Albacete . Para empezar, depositaba toda la confianza en Carlos Abad, el portero cedido por el Tenerife y único con licencia profesional en la plantilla por decisión de la dirección deportiva. Pero también volvió a retocar el dibujo tratando que la defensa sufriera menos. Su fórmula fue cambiar a una línea de cuatro defensas en la cobertura y dos pivotes de corte defensivo, como son los casos de Vallejo y Frank Bambock . Sin embargo, el Córdoba siguió repitiendo pecados atrás con faltas de concentración que le costaron dos penaltis transformados en gol y otro tanto por un error en la marca a la salida de un córner para cerrar el marcador con un 3-0 .

En ese partido, Valentín fue el jugador que se quedó fuera de la alineación en una defensa que presentaba la novedad en el lateral de Quezada y en la que se mantenían Quintanilla y Aytahmi. Precisamente, el canario fue el siguiente en salir (incluso de la convocatoria) para que se compusiera una nueva defensa , la tercera en cuatro partidos, ante el Alcorcón . Y lo cierto es que el Córdoba pudo firmar su primer «cero» de la temporada. Y ese estado de bonanza continuó tres días después ante el Nástic de Tarragona con el añadido de que los jugadores que formaban la zaga eran cuatro distintos . Por lo tanto, parecía que Sandoval había encontrado también un esquema solvente.

Sin embargo, el partido de Copa le invitó a hacer un nuevo cambio. Loureiro en lugar de Fernández para el lateral derecho con motivo de la visita a La Rosaleda, donde esperaba el líder. Por lo tanto, se olvidaba del «cero» ante el Alcorcón. Aunque lo peor es que el Málaga necesitó de muy poco para hacerle tres al Córdoba, para recordarle su debilidad.

Porque falló la concentración en los dos primeros goles, al permitir una jugada de estrategia nacida de un saque de banda y dio todo tipo de facilidades en el segundo y tercer gol por falta de contundencia. La prueba es que los atacantes malaguistas necesitaron de dos esfuerzos y no encontraron oposición. Por ello, queda claro que el Córdoba sigue sin encontrar antídotos para su gran problema. Un problema que no se presumía en la víspera de la competición , cuando dejaba señales de ser un equipo solvente.

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