Medio Ambiente

El lince recupera su presencia tras 15 años y más de 70 millones invertidos

La especie triplica su población desde 2000, cuando había un centenar de ejemplares en el mundo

El lince recupera su presencia tras 15 años y más de 70 millones invertidos Archivo

Irene Contreras

A inicios de este siglo, la población total de lince ibérico no superaba los 100 ejemplares. Esta especie única en el mundo, exclusiva de la Península Ibérica, seguía la estela de otros animales como el rinoceronte negro o el tigre de Java: se dirigía rápida e inexorablemente hacia la desaparición .

En el año 2000, un censo disparó las alarmas al revelar que los núcleos poblacionales del lince ibérico se habían reducido a dos puntos de la geografía andaluza: Doñana , donde quedaban unos 40 ejemplares, y Andújar , con alrededor de 55. Así, este felino pasó a formar parte de la llamada «lista roja» de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El lince estaba en peligro crítico de extinción, y Andalucía se movilizó.

Más de una década después, la situación ha mejorado notablemente. El último censo se realizó en 2014 y arrojó la cifra de 327 ejemplares . Su presencia se ha triplicado y mantiene una tendencia ascendente. No ha sido fácil: detrás de estos datos hay muchísimo dinero invertido por parte de las administraciones:hasta 70 millones en la última década- y un tremendo esfuerzo humano. Sin embargo, aún queda mucho por hacer.

Asegurando la alimentación

En 2002, las labores se centraron en la repoblación de las zonas linceras con su presa fundamental: el conejo . Esta especie había sufrido también una importante merma que afectó de forma colateral al lince, cuya alimentación se basa fundamentalmente en estos roedores. Sin conejos, los linces ibéricos «son capaces de comer otra cosa », explica el director del proyecto, Miguel Ángel Simón, «pero no de alimentarse diariamente».

A partir de 2007 los esfuerzos se centraron en crear nuevos núcleos de población, al tiempo que se trabajaba en los centros de cría en cautividad y se produjeron las primeras sueltas de lince en Guarrizas (Jaén) y la zona del Guadalmellato (Córdoba).

El control sobre las poblaciones permitió detectar el nacimiento de crías en libertad . Así, el último proyecto, en marcha hasta 2017, contempló un objetivo más ambicioso: volcar la experiencia en zonas del sur de Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha para fortalecer la presencia del lince en la Península y que se pueda expandir. «Ya tenemos conocimiento del desplazamiento de algunos ejemplares hacia el norte de Montoro », explica Simón.

Los buenos datos no invitan, sin embargo, a relajarse. El lince continúa amenazado y, aunque ha abandonado la categoría del peligro crítico de extinción, aún pueden repetirse los factores que en el pasado llevaron a la especie a esta triste situación.

El lince recupera su presencia tras 15 años y más de 70 millones invertidos

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