VIII NOCHE BLANCA DEL FLAMENCO

Córdoba, capital del cante jondo

Miles de aficionados al cante y al baile tomaron la madrugada que abrieron Dorantes, Farruquito y El Pele

Córdoba, capital del cante jondo archivo

r. aguilar

El ocho es un número flamenco . Un número par para una noche impar. Una noche en la que Córdoba transmutó en el planeta del cante jondo. Fue inolvidable. Único. Para el recuerdo. Arte soberbio . Voces de embrujo. Compases para la memoria. Taconeos de los que se quedarán grabados para siempre en los anales del duende. Fue la de ayer una velada inolvidable. El telón se abrió con Dorantes, Farruquito y El Pele en la plaza de Las Tendillas . No cabía un alma más. No había oxígeno de sobra con tanto aliento de admiración. « Dos cabezas... pa un sombrero » es el título de un espectáculo en el que se funden tres artistas tan distintos como personales y con capacidad suficiente como para mezclar sus respectivas diversidades.

Este cartel inaugural era de los que hacen afición. Por partes. Farruquito es el heredero de una zaga de artistas iniciada por Farruco, su abuelo, y él ha pasado gran parte de su vida sobre un tablao. De hecho, debutó a los cuatro años en Broadway con el espectáculo «Flamenco Puro» . En el escenario de Las Tendillas dio buena cuenta del talento incontestable de un hombre que con 15 años creó su primer espectáculo, «Raíces Flamencas», donde se descubrió como el bailaor de raza que es. Farruquito representa el flamenco más puro y racial del panorama actual.

A su lado, El Pele . Casi ná. El cantaor cordobés, nacido en el barrio de San Pedro , ha sido pareja artística de Vicente Amigo , ha compartido tablas con Camarón de la Isla y se ha hecho un hueco, por méritos propios, en el panorama flamenco por sus cantes por soleá, seguiriyas, bulerías, fandangos y tonás. Ahí quedó su arte. Los aplausos no dieron para más. Como los que se llevó Dorantes , la tercera estrella del arranque de una noche memorable. El pianista pertenece a una de las familias que más artistas ha aportado al flamenco en las últimas décadas. Hijo de Pedro Peña Fernández, nieto de María la Perrata , sobrino de Juan Peña El Lebrijano y emparentado con Fernanda y Bernarda de Utrera su modo de interpretar el cante jondo cautivó a propios y extraños.

Una vez que Dani Navarro dejó su sello en La Calahorra con «Asómate», el segundo plato fuerte fue ya de madrugada y en el Compás de San Francisco, que acogió un homenaje a Camarón de la Isla protagonizado el cantaor Pedro «El Granaíno» y los bailaores Mercedes de Córdoba y Eduardo Guerrero. El público apenas recuperó el resuello cuando tuvo que salir pitando hacia La Corredera, donde actuó la cordobesa India Martínez . La artista, muy querida por su paisanos, compareció ante la afición entregada con una novedad en su currículo. Sí, Estrella Morente estuvo como nadie en el Patio de los Naranjos después de haber actuado en varias ocasiones en la Noche Blanca del Flamenco, con un espectáculo en que dejó el listón muy alto para los artistas que vinieron después. Ejemplos no faltaron: en la Posada del Potro estuvo el cordobés Lin Cortés a la 1.30, con la música que llegó de su último trabajo, «Gipsy evolution», y donde el cante jondo se dio la mano con sonidos más contemporáneos. A las 2.30 la plaza de Abades, en plena Judería, fue el escenario del espectáculo «Flamenco y música árabe. El viaje del Mirlo», que contó entre otros con Marías López «El Mati » al cante y con José Tomás Jiménez a la guitarra. Más Judería para saborear la noche: David Barrul deleitó con su voz y su guitarra en la plaza de Jerónimo Páez a las 3.30. Y el colofón lo puso el genial Tomasito a las 5.00 en el Triunfo. Arte en estado puro.

Córdoba, capital del cante jondo

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