VIDAS EJEMPLARES

OS HABLA ADELINA

LUIS VENTOSO

Hasta la vidente de Pujol pronostica un buen 2015, a ver...

UNA vez que hemos escuchado las alocuciones y predicciones del Rey, Rajoy, la OCDE, Bruselas, el FMI y los heroicos tertulianos de guardia. Una vez que todos los presidentes regionales han desfilado por sus manirrotas televisiones locales, ante un abeto con bolas e impostando cara de De Gaulle para endilgar unos discursos navideños ridículos en sus ínfulas. Una vez que todo quisqui ha hecho sus vaticinios, solo nos faltaba saber cómo ve el 2015 una reputada profesional de los augurios, Adelina, la vidente que asesoraba al honorable Jordi Pujol.

Uno tampoco es que tenga mucha fe en Adelina, la verdad. Pero si seguimos prestando atención a Christine Lagarde, cuyas predicciones fallan más que una escopeta de feria, tampoco va a pasar nada por ver qué profetiza el oráculo de la parroquia de Vilar de Veiga, ayuntamiento de O Carballiño (Orense), cuyas desarrolladas capacidades ultrasensoriales merecieron que fuese contratada en su día por Pujol. Cierto que el ahorrador andorrano y su meiga acabaron tarifando de mala manera. La pitonisa tilda al arquitecto de la república independiente de tacaño patológico. Hasta lo acusa de exigirle comisiones a cambio de enviarle nuevos clientes a la consulta. Pero Adelina, curandera y augur de prestigio, debería ser más tolerante. El honorable es ya un patriarca en edad provecta y resulta muy duro exigirle a estas alturas que se desprenda de viejos tics tras toda una singladura con la musiquilla del 3%.

Adelina Fernández Medela, que no Mandela, ha puesto su bola a funcionar allá en la cocina de su casa de O Carbañillo, a la vera del pote del caldo. El oráculo orensano vislumbrado brotes verdes, tan frondosos como un matojo de grelos. El 2015 será «mucho mejor que el 14», pronostica sin pestañear, coincidiendo así con su paisano Mariano. Adelina explica su predicción macroeconómica con ese estilo difuso que nos es tan grato a los gallegos: «En general, creo que en el 2015 habrá más de todo».

Si nos podemos a hacer de Adelinos, el «más de todo» también puede ser una hecatombe de Estado Islámico, pues continúan fuera de control a poco más de tres horas de avión de Roma. O nuevos desafíos macarra-nacionalistas de Putin, que necesita una cortina de humo que camufle su pinchazo económico. U otro constipado griego, que ponga al aire otra vez las evidentes flaquezas de Europa. O nuevas aberraciones anticatalanas del tándem Más-Junqueras. Pero si no ocurre nada de eso, o al menos no suceden todas las conmociones a la par, 2015 puede ser un año de respiro para España y de suave mejoría. En las autonómicas y municipales de mayo, la afición, bien arengada por tres cadenas de televisión y por el culto al derrotismo, propinará una colleja al PP (especialmente si persiste en esa astuta técnica de no designar candidatos, o de mantener a algunos tan fofos como el sureño Bonilla). Pero allá para noviembre, cuando llegue la hora de elegir quién va a velar por nuestras pensiones, libertades y cuentas, el sentido común y el puro miedo nos arrojarán a cuatro años más con el que está. No es exactamente un ídolo de masas ni el fénix de los ingenios. Pero que al menos semeja una persona templada al lado de Pedro el escalador, Peligro Iglesias y Susana la que no quiso, pero que ahora enreda que quiere, cuando tiene su patio hecho un erial y no ha hecho nada de nada.

Dice Adelina que ha basado sus profecías en «los cambios del tiempo, los ciclos de la luna y la atmósfera». Es decir, ni flores. Como todos nosotros. Así que feliz año y vamos viendo...

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