Sin rastro de Havenaar ni G unino
Las ausencias injustificadas del ariete nipón y el lateral uruguayo marcan la vuelta al trabajo del Córdoba CF tras la semana de vacaciones de Navidad

Nadie en el club podía explicar dónde se encontraban. Tras una semana de vacaciones y con el mercado invernal de fichajes en el horizonte, Mike Havenaar y Adrián Gunino estaban citados por el Córdoba CF para retomar ayer los entrenamientos. Pero ni el ariete nipón ni el lateral uruguayo aparecieron por la Ciudad Deportiva. Un hecho significativo, dado que los dos futbolistas integran la lista de descartes del equipo blanquiverde. Quizá sus salidas estuviesen más cerca. Sin embargo, desde el club dejaron claro que nada tenían que ver sus ausencias con sus posibles marchas. De hecho, aseguraron que ni siquiera han podido hablar con los jugadores.
Sin rastro de Havenaar ni Gunino. Ni tan siquiera trascendió el paradero de los futbolistas, que no contaban con ningún permiso especial del club para prolongar sus vacaciones. Sí lo tuvo, por su imposibilidad para acudir a tiempo a la sesión de ayer a las 18.30 (su vuelo llegaba a las 20.00 horas), Patrick Ekeng. El camerunés disputará la Copa de África con su selección, pero hasta que se marche convocado entrenará como uno más a las órdenes de Miroslav Djukic. Todo apunta a que se incorporará hoy a la sesión prevista para las 10.30.
En una noche fría y pese a la elevada posibilidad de lluvia (el cielo terminaría por descargar con fuerza sobre la Ciudad Deportiva), se acercó hasta las instalaciones del Camino de Carbonell alrededor de un centenar de aficionados. Todos se hacían las mismas preguntas. No era necesario pensar en nombres; bastaba un recuento para comprobar que Djukic no disponía ni tan siquiera de 22 futbolistas para organizar un partido de once contra once. «¿Cuántos faltan? ¿Dónde están?» Llamaba la atención la escasez de efectivos: sólo 19 jugadores, entre los que se encontraban los porteros Mikel Saizar y Juan Carlos Martín, además del meta del filial Jon Villanueva.
Borja García, Íñigo López, Iago Bouzón, Carlos Caballero y Ryder Matos se habían quedado en El Arcángel para trabajar en el gimnasio, ejercitarse a un ritmo menor que sus compañeros o recibir tratamientos de fisioterapia para paliar sus respectivas dolencias. Entre ellos, también sobresalían los casos de Caballero y Matos, por tratarse de otros dos futbolistas que intentará colocar el Córdoba en el mercado invernal. Pero, de momento, nadie se mueve. Y tampoco los desaparecidos, que siguieron perteneciendo al club un día más.
Entre los que no se van y los que no llegan (el Córdoba no puede fichar hasta que no se libere de la carga salarial de sus descartados), el vestuario vive un momento difícil, extraño. También quedaba por ver cómo encajó la plantilla las duras críticas que despachó Djukic tras la derrota frente al Barcelona. Pero lo cierto es que ni las palabras del técnico ni el inminente mercado de fichajes torcieron el gesto a nadie. El equipo transmitió buen ambiente desde su llegada al campo de entrenamiento, en torno a las 18.45.
Entonces quedó claro que Nabil Ghilas se ha convertido en la principal estrella del Córdoba. Es el jugador más demandado por los cazaautógrafos y por los niños que desean sacarse una foto con su ídolo. Atendió a todos el argelino y se unió al trote del grupo.
Djukic había diseñado una sesión relativamente suave para que sus hombres recuperasen el ritmo después de una semana de vacaciones. Les tocará ponerse las pilas desde ahora, ya que el preparador serbio ha optado por doblar la carga de trabajo con sesiones de mañana y tarde, todas a puerta abierta, hasta el día 31 de diciembre. Cobrará así protagonismo el trabajo físico. Ayer disfrutaron los jugadores de ejercicios más amenos, casi todos con el balón de por medio. Los rondos y ejercicios de mantenimiento de la posesión del cuero permitieron ver detalles de calidad.
Para terminar, incluso hubo un entretenido partidillo en campo pequeño que compensó de algún modo a los seguidores que habían pasado por alto las bajas temperaturas o la lluvia para apoyar a su equipo en uno de los escasos periodos de la temporada en los que el club abre las puertas de sus entrenamientos. La grada celebraba los goles y a Djukic se le veía satisfecho, aunque pensativo. En su mente, probablemente, las desapariciones de Havenaar y Gunino.