Cáritas, «hospital de campaña»
Cáritas se ha convertido en la actualidad en un verdadero «hospital social de campaña». Los brazos y corazones caritativos, sensibles y misericordiosos que la integran, surgidos de las diócesis de España, se ofrecen y trabajan desde sus centros parroquiales principalmente. Y en colaboración con otros organismos sociales, socorren y hacen frente al sufrimiento de las personas que «están fuera» o no «cuentan socialmente» y han sido «descartados», como denuncia reiteradamente nuestro Papa Francisco.
Esta organización humanitaria de la Iglesia Católica hoy se encuentra a pleno rendimiento sincronizado, actuando a manera de un ejército civil asistencial, nutrido mayoritariamente por voluntarios, que ayudados por colaboradores entregan y donan sus manos, cabeza y corazón a todo necesitado que a Cáritas se acerca en solicitud de ayuda. Dentro de ellos también forman parte de la institución personas altruistas de buen corazón y voluntad. Todos ellos tienen un rasgo común: un marcado amor al prójimo.
Desde este hospital de campaña social imaginario que representa Cáritas se pretende cortar la hemorragia de la herida social que traen las personas que llaman a su puerta. ¿Cómo? Mediante la acogida y escucha de sus diversos problemas, consiguiendo así que la persona se sienta reconocida y aceptada.
El ideal al que aspira Cáritas es que, pasada la situación crítica de «cura de urgencias» física y anímica, puedan estas personas «pasar a planta». Para ello, a Cáritas se le deberían facilitar medios, tanto de la Administración del Estado como de las empresas para facilitar la integración laboral de estas personas, haciendo realidad un sabio proverbio chino: «No me des un pez; enséñame a pescar». Desde estas líneas y en estos días, aprovecho para agradecer tan humana labor, de pura esencia cristiana. ¡Feliz Navidad!