«Hoy el pequeño cumplía 4 años»

POR D. D.

Amigos y familiares despiden a Dolores y a su hijo, que murieron el viernes en el incendio de su vivienda en el Sector Sur

El fuerte olor a quemado impregna todavía el número 7 de la calle Úbeda. Y la consternación seguirá durante mucho tiempo respirándose en cada uno de los rincones de este bloque, donde la madrugada del pasado viernes, un incendio segó la vida de Dolores, de 35 años, y uno de sus hijos, el menor de todos, «que hoy [por ayer] cumplía cuatro añitos», manifestó con mirada vidriosa la dependienta del quiosco que se ubica justo en frente del edificio. En el fatal suceso, también resultaron heridos los otros dos vástagos de la difunta, de 7 y 15 años, que resultaron con quemaduras de segundo grado en las manos y el rostro.

Vecinos, familiares y amigos abarrotaron ayer la iglesia de San José Obrero, donde tuvo lugar la misa por los dos fallecidos. «A Loli la conocía todo el mundo. Llevaba ya unos nueve años viviendo aquí y todo el mundo la apreciaba mucho», dijo la mujer del puestecillo de golosinas.

«Todo sucedió muy rápido», apuntó Rafael Almagro, residente del edificio y el primero, junto a su pareja, Inma Navas, en percatarse de lo que estaba sucediendo en el 4º C. «Eran las 6.00 horas y me estaba preparando para ir a trabajar, cuando, de repente, empecé a escuchar voces que provenían de los pisos superiores. Mi mujer y yo pensamos que se trataba de Loli, que estaba discutiendo con su hijo mayor», señaló el vecino.

Sin embargo, la pelea que estaban lidiando Dolores y sus pequeños era contra las llamas que estaban devorando su hogar. «Cuando vimos bajar por las escaleras al niño de 15 años con su hermana de 7, y pidiendo ayuda, nos quedamos sin respiración», señaló Almagro. De inmediato, subió hasta el cuarto «para intentar sacar a Loli y al pequeño, que seguían dentro», pero las llamas «salían por la puerta de la entrada y llegaban hasta la barandilla. El hijo mayor de la mujer, que tenía toda la cara quemada, quiso volver a entrar. No hacía nada más que llamar a su madre. Su obsesión era rescatarla. Pero ya era demasiado tarde», apuntó este vecino.

Su mujer, que conocía a Loli «desde que éramos pequeñas», relató que la fallecida estaba separada y durante un tiempo estuvo trabajando en un establecimiento de comida a domicilio. «Se quedó parada y llevaba un año sin encontrar nada, pero hacía dos semanas que la habían llamado de Sadeco y estaba muy contenta. Ya estaba preparando los regalos de Reyes para sus niños. Y los del cumpleaños del chico, que era hoy», dijo la vecina.

Sobre las causas del incidente, siguen sin confirmarse, si bien todo apunta a un brasero como el origen del fuego que ha marcado las Navidades de todo un barrio.

«Hoy el pequeño cumplía 4 años»

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