agricultura

El «sinvivir» del campo

El anuncio de la bajada de las peonadas necesarias para poder cobrar el subsidio agrario supone a los jornaleros cierto alivio

El «sinvivir» del campo s.n.t.

s.n.t./a.o.s.

Jesús Miguel Pérez o Manoli Mudarra son algunos afortunados que sí han encontrado tajo en esta campaña, aunque no sin esfuerzo. José Luis agradecía la medida: «Si nos lo ponen más sencillo mejor porque lo pasamos mal para apañar los días», comentaba. Para José Antonio Bujalance el poder tener las peonadas para poder cobrar el subsidio agrario cuando no tenga trabajo en el campo le viene muy bien porque, asegura que «aunque vivo con mis padres, al menos no tengo que depender de ellos». Otro de sus compañeros, Jesús Miguel Pérez respiraba con cierto alivio porque «supone la base de la economía de mi casa».

Manoli Mudarra, que trabaja en el tajo con una sopladora, era la más crítica con la decisión del Gobierno. Para ella la medida es «injusta» porque, según dijo, «las peonadas las han puesto de enero a junio y a partir de junio ya no y este año no hay cosecha ni para los de enero, ni los de junio, ni los de septiembre y octubre». Aunque preferirían trabajar todo el año, para todos el subsidio agrario supone «una gran ayuda». A Jesús Miguel, sin el subsidio le sería «imposible» mantener a su familia. «Tengo dos hijos estudiando fuera y hay que pagarle el piso, el transporte, los gastos diarios de cualquier casa, además de las facturas de la casa y la hipoteca», afirma. En esta misma línea, lamentaba que «todo es más caro y los jornales no suben al mismo ritmo». Reflexionaba que «si no existiera esta ayuda tendría que haber fábricas ya que cada vez hay más maquinaria en el campo y menos jornales».

Jesús afirma que «familias enteras subsisten gracias a esta ayuda». Manoli también ven la renta agraria como «necesaria» si no tendrían que recurrir a Cruz Roja para poder comer», apuntaba la aceitunera. José Luis comentaba que «esta ayuda puedo ir tirando un poco».

En Bujalance la situación es muy parecida. Jornaleros como José Antonio Navarro, de 47 años, creen que es «urgente, hacer una importante rebaja de peonadas, de manera excepcional porque no hay trabajo y que la próxima temporada volviera a las peonadas habituales». La situación es muy difícil, porque «la mayoría de temporadas daban para 30 o 40 días, y este año, la media es de 10-12 días».

Muy pocas aceitunas

No hay duda, la producción olivarera ha sido muy baja, si antes un olivar daba 40 o 60 kilos ahora no llega a los 5 kilos por árbol. «No se recuerda nada igual, ni siquiera mi padre, de 86 años, dice que jamás vivió una campaña como esta», recuerda. Y lo peor es que, tras la aceituna, y comenta: «no hay más trabajo, por lo que el resto del año me dedico a la construcción en Córdoba y provincia. Para José Antonio, «este año ha sido muy duro, tras 30 años en el tajo, el poco dinero que gano ya lo tengo perdido en gastos indispensables».

Por su parte, el alcalde de Valenzuela, Antonio Pedregosa, una de las localidades eminentemente agrícola reconoce a ABC en una entrevisa (edición impresa) que «la reducción de peonadas por parte del Gobierno central permite a muchas familias subsistir un poco».

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