Regulación real
El Rey Felipe VI, entronizado el pasado 19 de junio, ha efectuado junto a la Reina Letizia un cuidadoso y prudente desembarco en la institución, empeñados en cumplir escrupulosamente el cometido que le asigna nuestra Constitución. En el breve plazo de apenas 6 meses, el nuevo Rey ha actuado en clara sintonía con las demás instituciones del Estado y ha emprendido una plausible labor de acercamiento a todos los circuitos de la sociedad española. Todo sin olvidar su promesa en el discurso de su proclamación, por la cual se someterá a unas reglas rigurosas de transparencia, como corresponde en la función pública que desempeña. Hay que anotar la nueva regulación que la casa del Rey dio a conocer el pasado día 6, que afecta a toda la Familia Real: El Rey, la Reina, la Princesa de Asturias, la Infanta Sofía y los Reyes Juan Carlos y Sofía.
Las reglas se refieren a los regalos; los institucionales pasarán al Patrimonio Nacional y los particulares serán devueltos o entregados a instituciones filantrópicas si sobrepasan el umbral de la simple cortesía y a los desplazamientos no podrán viajar gratis en vuelos comerciales. Todo esto para mantener un comportamiento ejemplar que contribuya a fomentar respeto y confianza a la institución, en unos momentos como los actuales en que, según la encuesta realizada por el CIS, la corrupción ha vuelto a dar un salto cuantitativo muy notable en el listado de preocupaciones por los españoles, que ha culminado con la operación Púnica. El paso adelante en esta dirección que supone la regulación anunciada el día 6 de este mes debería constituir una valiosa referencia y alertar su emulación por el resto de las instituciones del Estado.
