La oficina de Tráfico
Quiero poner en conocimiento de los ciudadanos el modo de operar de esta entidad: «como una gasolinera de autoservicio». Las diferencias que hay son que en la primera el cliente tiene que trabajar con gasolina y en la segunda con papeles, y que la primera es privada y la segunda pública. Cuando en ésta llega el cliente a la ventanilla y expone el motivo de su gestión, recibe del funcionario tres impresos, bien grandes, para que el cliente los rellene —ya está echando «la gasolina»— y cuando termina, le dice el empleado que tiene que pagar tal cantidad, pero que debe hacerlo en un banco y volver con los impresos acreditativos de haber sido pagados; aquí el cliente hace de escribiente y de «mandadero» de la oficina, ya que ésta, así, se evita tener que hacer ella el ingreso a la entidad colaboradora al final de la jornada y por el total recaudado. Lo que demuestra el abuso con que tratan al cliente al imponerle estas dos gestiones. El público tiene que salir, buscar un banco cercano, ponerse en la cola de las personas que están allí para operar y, cuando llegue su momento, hacer el pago y volver para entregar los impresos ya abonados. Entonces, le dan un número para que se ponga en cola y ¡a esperar que le llegue!, para que le resuelvan su asunto.
Hasta aquí el funcionario lo único que ha hecho es poner sellos mecánicos en los impresos y «mandar» al cliente a abonar el importe a un banco. ¡A ver si esto no es autoservicio! Y ya, el «colmo de los colmos», es negarme la utilización de los servicios. Les explico que estoy enfermo de la próstata y que tengo una imperiosa necesidad de orinar, «que no puedo aguantar más», y sin un ápice de humanidad me niegan repetidamente el uso del servicio y me echan a la calle.
Desde aquí, mi más indignada repulsa y renuencia a los empleados que, además, obraron de una manera inhumana e insolidaria al despreciarme como si fuera un perro. Máxime cuando en todo establecimiento público, por ley, debe haber servicios a disposición de los clientes. Me reservo el derecho de denunciar legalmente este hecho.