Djukic se mira en Ferrer
Los dos entrenadores han dirigido al equipo en ocho jornadas del presente campeonato con guarismos similares
El Córdoba ha completado las16 jornadas de Liga que hasta el momento se han disputado con dos técnicos en el banquillo. Empezó Ferrer, a quien se le atribuyeron los honores del ascenso a Primera División. Sin embargo, el crédito depositado por Carlos González se acabó pronto. Demasiado pronto. A las siete jornadas recibió ultimátum y a la octava fue destituido tras perder ante el Málaga. Ahí, el presidente buscaba un golpe de efecto con la llegada de Djukic, que, de momento, no ha terminado de cuajar en el equipo en las otras ocho fechas que se han disputado del campeonato. Al menos, en lo que respecta en resultados.
Y es que el Córdoba, tanto con uno como con otro, se ha dedicado a calcar números. Si no, sólo hay que atender a las estadísticas para comprobarlo. Por cierto, que ambos técnicos en la sala de prensa han recurrido al «término» huevos para dar un toque de atención a su plantilla. Sin duda, un reflejo de que algo sigue sin funcionar.
Con todo, da la sensación de que los contextos son distintos. Por ejemplo, Albert Ferrer lo empleó tras comprobar cómo se le marchaban dos puntos en el Coliseo de Getafe. Ahí el Córdoba rozaba la primera victoria. Pero en diez minutos se le marchó. Pero, en realidad, lo que terminaba de suceder era el detonante de una mala relación con los jugadores que comenzó en la pretemporada, cuando tuvo la intención de sacar a varias vacas sagradas del vestuario. Cosa que, por cierto, sólo consiguió con Raúl Bravo. Por su parte, Djukic también echó mano a esa expresión tras los diez últimos minutos de Barcelona, en los que la indolencia del equipo hizo el resto para que el Córdoba saliera goleado en el Camp Nou. En este caso, puede entenderse con que el técnico empleó ese foco mundial para hacer ver al consejo de administración que necesita más refuerzos para poder fichar.
Ferrer empezó la temporada pregonando un fútbol distinto al que le dio el ascenso, para el que tuvo que recuperar el modelo de Villa, su antecesor. Y esa fórmula no terminó de ser productiva más allá de la imagen en el Bernabéu o 20 minutos excelsos en el tramo final de la primera parte en Almería. Porque tras los partidos ante el Sevilla y el Valencia, los livianos opositores a los colosos de la Liga, el Córdoba se desplomó sin juego y, sobre todo, sin resultados más allá de empates que no terminaban de ser convincentes. Por eso, el catalán tuvo que hacer mil variantes en su sistema, pero la victoria se le resistió y tras la derrota contra el Málaga (1-2) terminó por ser destituido.
En ocho pleitos, el Córdoba empató cuatro y perdió otros tantos partidos con un balance de 5 goles a favor y 13 en contra. Es decir, un global de -8. Curiosamente, los mismos registros que ha dejado Djukic al cubrir el mismo ciclo de partidos. Puesto que con él, el Córdoba ha marcado 6 tantos y ha recibido 14.
Y es que Djukic tardó con dar con un sistema que le convenciera. Así probó varios ante la Real Sociedad (1-1) o el Atlético (4-2) antes de hallar algo convincente a su modo de ver, cosa que logró tras el partido ante el Elche. Y lo fundamentó en el apaño de Deivid, un central, como mediocentro. Es decir, veía debilidades en el equipo que era lo que quería proteger. Y, tal vez, de no ser por la goleada en el Camp Nou, le habría dado la razón la apuesta en el sentido de los números. Sin embargo, también ha ido presencia goleadora, pese a que con el serbio el Córdoba marcó más de un gol en dos partidos: Atlético y Elche. Con todo, con Djukic el Córdoba pudo sumar la primera de la temporada en San Mamés gracias a la cabalgada de Ghilas hacia la portería de Iraizoz. Y ésa es probablemente la única diferencia entre el serbio y Ferrer. En lo demás, como si fueran dos gotas de agua.