DESDE MI RINCÓN
Feliz y favorable Navidad
Occidente, y de modo particular España, estamos necesitados de una Navidad que traiga ilusión y sentido común a nuestras vidas
HACE más de dos mil años, un ciudadano idumeo, renegando de pueblo y religión, buscó mejores oportunidades al servicio de la imperialista Roma que lo nombra gobernador de Galilea. Por recomendación del militar y político Marco Antonio, es nombrado rey de los judíos, actuando como vasallo de Roma es encargado de conquistar Judea, donde el legítimo Rey Antígono Matatías defendía al pueblo judío de la pretendida dominación romana. El traidor, Herodes, tras conquistar Jerusalén, ordena decapitar al Rey. Instalado ilegítimamente en el poder, establece un régimen de terror, persiguiendo de manera obsesiva a todas aquellas personas que consideraba podían poner en peligro su corona. Ordenó matar a su esposa, su suegra, su cuñado y sus tres hijos. Incluso a cuantos niños habían nacido en Belén, ya que pensaba que entre ellos había uno, Jesús, que pudiera quitarle el trono.
En la actualidad nos llegan noticias de conquistas de territorios y de poder por la fuerza. Decapitaciones, crímenes, violaciones y subasta de mujeres y niñas para uso y abuso de sus compradores. Asesinato de niños que juegan en su escuela, por el solo hecho de ser hijos de militares o no profesar una determinada religión. Todo esto sucede en un momento de la historia donde el mundo es una aldea global, donde todo debe llegar a todos y en la que la cultura debe ser patrimonio de todos. Estas cosas suceden ante nuestras propias narices. Unas veces volvemos la cara a ellas y otras las justificamos. Recordemos lo dicho por un político: «El cielo no se toma por consenso sino por asalto» ¿No es eso justificar la barbarie del dictador Herodes y las que se cometen en nuestros días? ¿No es eso subordinar la fuerza de la razón a la razón de la fuerza? Aparentemente parece que las cosas no han cambiado en dos mil años. Yo diría, como alguien muy querido me dice, que lo que sucede en la actualidad es mucho más grave que lo que sucedía en Judea cuando nació Jesús. Es inconcebible que en un mundo como el que tenemos la suerte de haber nacido, se apoye, de una u otra forma, la violencia como método para conseguir poder o alcanzar cualquier tipo de objetivos. Es insólito lo que sucede en nuestros días, pero es una realidad que debería avergonzarnos como personas.
Cuando se acerca el día 25 de diciembre, me pregunto y pregunto a mis lectores: ¿Qué nos está pasando? ¿Es que hemos perdido el valor de la libertad y la paz? ¿Nos hemos separado tanto de nuestra cultura y de nuestros valores que no somos capaces de ver el peligroso camino que hemos tomado? Occidente en general, y de manera muy particular España, estamos necesitados de una Navidad que traiga ilusión y sentido común a nuestras vidas. Por ello deseo a todos una ¡Feliz y Favorable Navidad!