El fin de la crisis
El fin de la crisis que nuestro visionario augura, a través de sus grandilocuentes determinaciones, no deja de ser uno más de los eslóganes políticos que con intención de transmitir optimismo se desvanecen una vez pronunciados y puestos en el aire. Nuestro actual presidente del Gobierno dice que el fin de la crisis se ve «en las barras de las cafeterías, en las mesas de los restaurantes y en el interior de los hogares». Me gustaría poder compartir con él esta percepción y que ciertamente sea una realidad y no un espejismo o parte de una estrategia. Los lugares que yo frecuento y que son establecimientos como los que nombra el señor presidente no me trasladan ese optimismo ni esa alegría, todo lo contrario. El dueño de la cafetería está a punto de cerrar por no poder pagar la luz ni los impuestos, pues los clientes llegan con cuentagotas. Las mesas de los restaurantes están ocupadas por los mismos de hace ya demasiado tiempo y en el interior de los hogares, entre el IBI, el recibo de la luz, el agua y la letra de la hipoteca estamos asfixiados y que no tengas familia numerosa que los gastos se incrementan exponencialmente. Con este comentario quiero decir que el señor presidente está muy alejado de la realidad, que en Andalucía no se percibe nada de lo que él anuncia y que él es el presidente de todos los españoles, indistintamente de la Comunidad Autónoma en la que residamos. Por tanto antes de usar esos eslóganes debe realmente contrastarlos, pues de «brotes verdes» como ya anunció nuestra ministra Salgado hace varios años, y vaya tela con el pronóstico, el actual presidente se debe de cuidar, pues puedo asegurarle que solo irritan y desencantan. Invitamos al señor presidente, y hablo en nombre de una masa ingente de andaluces a que nos visite; hablaremos en la cafetería con el dueño y clientes; nos asomaremos a algún restaurante y gustosamente nos lo traeremos a nuestra casa. A partir de ahí que emita un pronóstico con una visión certera de la realidad.