CARTASAL DIRECTORSobre el acuerdo EE.UU.-Cuba
La noticia, como se suele decir, ha corrido como la pólvora por todo el mundo. Ahora se gastarán ríos de tinta y cada cual, desde su particular punto de vista, expresará su opinión. Unos verán la cuestión desde el optimismo y otros la rechazarán de plano. Pero, doctores tiene la Iglesia y ya nos iremos enterando, poco a poco y con todo detalle. Yo, por mi parte, quiero hacer tan solo algunas consideraciones que nada tienen que ver con el porvenir que se avecina, pero sí sobre la satisfacción que he sentido al analizar lo ocurrido hasta ahora.
La primera consideración es subrayar la fuerza del diálogo por encima de las demás formas de entendimiento entre los pueblos. Ni la guerra fría, ni las confrontaciones armadas, ni los embargos más o menos agobiantes consiguen más y mejores frutos para la solución de los conflictos. Y, además, con menos costes. Otra consideración que quiero destacar es la valiosísima mediación de la, ahora tan denostada por algunos «sectores progresistas», Iglesia Católica. Estoy seguro que sin la intervención de los tres últimos Papas de nuestra Santa Iglesia, las cosas no hubieran transcurrido de la misma manera. Gracias, pues, a los tres por ello. Y gracias a Dios por haberlos iluminado. También quisiera poner en valor la discreta, pero eficaz, intervención de nuestra diplomacia que, sin duda, ha hecho un trabajo valioso para la consecución del resultado conseguido. Y, por último, estoy satisfechísimo porque la información de todas estas buenas noticias las hemos escuchado en nuestra rica lengua. Tanto su Santidad Francisco, como el presidente Castro y el presidente Obama se han dirigido a todo el mundo ¡¡en español!! Sí, en español, en una de las lenguas más bellas y más habladas que existen. ¡Para que aprendan algunos aldeanos retrógrados, que rechazan hablar –por politiqueos baratos- en su lengua materna! Peor para ellos. De todas formas, el testimonio valiosísimo ahí queda para la historia. Felicitémonos por todo lo conseguido y que continúe la cordura.
