Orquesta de Córdoba

El «Réquiem» de López Cobos

El «Réquiem» de López Cobos ROLDÁN SERRANO

F. JAVIER SANTOS

Muchos recordarán la última representación de la Orquesta y del Coro Sinfónico de Córdoba dirigidos por Manuel Hernández Silva de «Un Réquiem Alemán» de Brahms en junio de 2009, voluntariosa pero poco más.Algo habrán tenido que ver los vínculos familiares de Lorenzo Ramos para traer a Jesús López Cobos, uno de los mejores directores de origen español y reclamo para quizás el más esperado concierto del curso. Y ha tardado el músico zamorano dos años en venir, pero lo ha hecho con esta poderosísima obra bajo el brazo y que sirvió para ofrecer por fin una versión de muy hondo calado desterrando de paso un recuerdo no especialmente grato.

Porque indudablemente habrá obras corales técnicamente mucho más complicadas, pero el peso musical y la complejidad sonora lo convierten en piedra de toque para cualquier formación. Los coros Ziryab y de Ópera Cajasur aceptaron el reto y pudieron definitivamente mostrar su mejor potencial, que no es poco, respondiendo a su vez la Orquesta a la perfección tanto en bloque como por secciones.

El «Selig sind…» inicial sonó algo confuso durante los primeros compases, así como también algunos momentos de la fascinante marcha fúnebre en ritmo ternario del «Denn alles Fleisch…» del segundo movimiento y en la que la formación instrumental pudo quedar puntualmente ahogada, pero en general tanto unos como otros brillaron con luz propia llegando a alcanzar clímax importantes, destacando el tremendo y complejo sexto movimiento «Denn Wir haben…», planteado y ejecutado con inusitada intensidad dramática hasta la fuga, a su vez fenomenalmente diseñada e interpretada.

La soprano Arantza Ezenarro resolvió sin excesivos problemas su solo particular y aunque la voz de David Menéndez pudo parecer en principio demasiado operística, mostró poderosos bajos y notable presencia y capacidad comunicativa.

La dirección serena, la elección de tiempos más bien lentos en general y la gravedad sonora que el director invitado imprimió a Orquesta y coros dieron como resultado una versión más oscura y trágica que luminosa, pero la claridad de líneas expuesta, la variada paleta de colores y la lógica del discurso consiguieron obtener el maravilloso resultado sonoro y tremendamente expresivo que se apoderó del Gran Teatro. Bellísimo.

El «Réquiem» de López Cobos

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