Orgullo celeste ante La Roda

El Lucena arranca los tres puntos en un final de auténtico infarto

Orgullo celeste ante La Roda SERGIO RODRÍGUEZ

MANUEL GONZÁLEZ

«No sé cómo lo vamos hacer, pero yo lo que quiero es ganar». Pepe Díaz, autor de esta afirmación en la previa del partido entre el Lucena y La Roda, y Pato terminaron destruidos en el césped. Sergio Albiol y Poley se rompieron antes de la conclusión y ambos abandonaron cojeando el terreno de juego. Los impagos, la desesperación, la soledad y la angustia que han soportado los jugadores del Lucena, especialmente durante la última semana, las disipó, al menos transitoriamente, la pierna izquierda de Maxi Sepúlveda. En un arranque furioso, los de Serafín Gil —una vez más ubicado en la primera fila de la grada— se adelantaron a La Roda por medio del gol de un fantástico Pato y Ballester reavivó la zozobra cuando parecía imposible remediarla. Los futbolistas celestes, en un comportamiento patentado en los días más recientes, se rebelaron frente a su destino y consiguieron el triunfo a través de una sublevación coral.

Con un cambio de sistema causado por la irregular preparación del choque, el Lucena se posicionó en el área de Montiel desde el inicio del envite. Sefi ubicó a Poley en la banda derecha y la delantera la compuso con Pedro Beda y Pepe Díaz. El delantero cuco y el capitán Sarmiento manifestaron conductas ejemplarizantes para el resto de sus aliados y corrieron hasta que las piernas ya no atendían las órdenes de un cerebro invadido por el corazón.

El tanto de Pato zarandeó un ambiente áspero y ávido de estímulos para alborotar las entrañas de futbolistas y aficionados. Sergio Torres, rejuvenecido e inagotable, ejecutó un saque de esquina a la izquierda de la meta de La Roda y el canterano celeste remató sin enemigos que lo estorbaran.

Los adelantamientos de Javilillo a Vega en el carril derecho y los remates de Samu, Ramón y Mauri demostraron el carácter del cuadro visitante. En las acciones que lo provocaron, Javi López mostró una seguridad extraordinaria.

Las eléctricas y sensatas combinaciones de La Roda alternaban con el fútbol sobresaliente —tal vez el más entonado de la temporada— que episódicamente exhibía el Lucena.

El arrojo y la intensidad celestes se mantuvieron hasta que los depósitos se vaciaron. En la segunda parte, y a pesar de que los expertos aseguraban que el estado físico de los pupilos de Sefi se sobrepondría al desagradable prólogo del encuentro, La Roda situó sus líneas más cerca del arco de Javi López y pobló de elementos el área local. El cancerbero castellano-manchego impidió una diana de Mauro después del descanso. El mismo protagonista cabeceó alta una falta botada por Espínola en la antesala del empate. Ballester aprovechó su soledad y equilibró la contienda. Las lágrimas ya corrían por los rostros del plantel del Lucena cuando Maxi Sepúlveda, asistido por Domingo, originó la explosión del júbilo. Mientras el dinero continúa sin aparecer, la felicidad del triunfo presidirá la Navidad.

Orgullo celeste ante La Roda

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