OPINIÓN
NAVIDAD
«Con los asesinatos de niños de Pakistán y Yemen se me quitan las ganas de felicitaciones»
ME gustaría escribir una cordial felicitación navideña a quienes, cada semana, siguen esta modesta columna el ABC Córdoba. Pero me acuerdo de que esta misma semana más de cien niños han sido asesinados salvajemente en una escuela de Pakistán, y el mismo día otras veinticinco personas morían en otro atentado atroz en Yemen. Y se me quitan las ganas. Quisiera decir que la Navidad es una buena época para que todos nos sintamos hermanos, pero a lo largo del año que se acaba he visto demasiadas imágenes de cristianos crucificados en países islámicos, de decapitaciones rehenes convertidas en «show» televisivo, de niñas cristianas secuestradas para hacerlas a lo bestia esclavas sexuales, de pastores de mi Iglesia que no han hecho todo lo posible y lo antes posible para evitar barbaridades como las que presuntamente han ocurrido en la archidiócesis de Granada. Y se me quitan las ganas de desear Felices Navidades.
Me gustaría que, en Navidad al menos, todos recuperáramos la sonrisa y la inocencia de los niños que miran el mundo y el futuro con esos ojos limpios y ajenos a mentiras y maldades que a todos nos subyugan. Pero me acuerdo al mismo tiempo de las decenas y decenas de miles de niños —y hablo sólo de España— que este año podían haber nacido y no les han dejado, por la sencilla razón de que quienes más tenían que amarlos y defenderlos (su padre y su madre) han considerado más importantes su comodidad y su egoísmo que la sonrisa de ese niño.
Quisiera sentir y transmitir en estos días la pureza inocente de quienes creen que en este viejo pero maravilloso planeta cabemos todos, cada uno con nuestras manías y nuestros defectos, pero también con nuestra fe en el corazón y nuestro granito de arena en la mano para hacer un mundo mejor para todos y cada uno.