Cese de Rodríguez
Es un poco triste, las lágrimas de cocodrilo por el caso Excálibur no han cesado aún cuando ya tenemos el debido cese y tenemos caso, que es lo más grave. Para los romanos, véase Tucídides, influenciados por gerifaltes griegos como Pericles, unos y otros no sentían adoración pero sí una pátina de respeto a las autoridades, no como este corral de gallinas descocadas de ahora; la fama era algo semejante a la inmortalidad, antaño carecían de esta pulsión nerviosa por alcanzar dignidad y prestigio hasta el último rincón del orbe a prisa y a matacaballo. Melancolía, me produce lástima si sólo afectara los responsables políticos estaríamos salvados, además da vergüenza ver a personalidades valiosísimas como pierden los estribos por ascender puestos en el reconocimiento del público, gracias a Dios no son todas, pero de los altos cargos la gran mayoría y de los advenedizos véase Javier Limón acabáramos. La respuesta ciudadana es no solo ridícula sino inmoral, dar a un perro la categoría de hijo tal y como Teresa Romero suelta sin que le parpadeen los ojos hubiera sacado de sus casillas a Diógenes el cínico (413-327antes de Cristo), aquel filósofo cuyo principio fundamental era denunciar la imposición de lo convencional que anulaba al hombre verdadero de virtudes o valores, tendría ahora que resucitar Jaime Campmany para hacer una copla de pie quebrado irónica porque yo estoy perdiendo el sentido del humor. De don Jaime es la frase «el verdadero humor debe hacer sangre sino se queda en gracieta o chascarrillo», es una de sus metáforas favoritas suyas, en sentido figurado, ni que decir tiene, del hombre que me aficionó a la prensa y al que que sucumbí a su estilo, además de Cela y Umbral. Tampoco a ellos le hubiera provocado risa dado que el comentario de la superviviente que no es sino una trampa saducea para sacarle los cuartos al gobierno, han olido mugre en el consejero y este anticipo ya les ha dado en sacrificio su primer fiambre consejero a los leones. Muchos biempensantes aducen que las declaraciones del consejero son desafortunadas, y es demencial expulsar a alguien de su trabajo por esto, todo el mundo tiene opción a meter la pata, todos nos acordamos de Cañete que ganó a pesar de las colitas cogidas con papel de fumar a diestra y a la izquierda, mientras la heroína del ébola continua erre que erre subvirtiendo el orden de la creación pero a diferencia del Creador ella finge agradecer los honores cuando el sacrificio le importa una higa, es sólo un preámbulo para destripar al Gobierno y asaltar la caja registradora para consolar su pena.