CONCIERTOS
La Orquesta regala el «Réquiem alemán» de Brahms por Navidad
La formación y los coros Ziryab y Cajasur interpretan la obra, dirigidos por Jesús López Cobos
El nombre «Réquiem» está en la cabecera de las dos obras, pero, aunque ambas son piezas del mejor repetorio europeo, no pueden ser más distintas. El 2 de noviembre, la Orquesta de Córdoba interpretaba, junto al Coro de Ópera Cajasur , el «Réquiem» de Mozart en la Catedral, en el marco litúrgico para el que se escribió, es decir, una misa de difuntos. Ahora la formación sinfónica prepara su ya tradicional y oficioso regalo de Navidad para sus seguidores y aficionados a la música y lo hace con otra pieza llamada de forma parecida, aunque de estilo y contenido muy distinto.
Para empezar, aunque su título sea «Un réquiem alemán» y su contenido sea religioso (o más bien espiritual), la obra que consagró a Johannes Brahms es más bien una meditación musical sobre la vida, un canto a la serenidad y la alegría. El coro Ziryab y el coro de ópera Cajasur serán los compañeros de la formación en las sesiones del sábado 20 y el domingo 21 en el Gran Teatro (20.30 horas), en las que se contará con un director de excepción: Jesús López Cobos, uno de los maestros españoles más reconocidos dentro y fuera del país.
La obra tiene textos de la Biblia y, según el propio López Cobos, habría consagrado a Brahms como uno de los grandes compositores aunque no hubiera escrito más que este texto. La soprano Arantza Ezenarro y el barítono David Méndez serán los solistas de la partitura. Tal y como digo López Cobos (padre del actual titular de la Orquesta, Lorenzo Ramos), «es un réquiem humano», que escribió tras la muerte de su madre y de su mentor, el también compositor Robert Schumann. Se estrenó en 1866, en la Catedral de Bremen, pero pese a este continente sacro, «Un réquiem alemán» y sus textos son un híbrido entre la cantata y el oratorio donde dominan la misericordia, la compasión y el optimismo. No es una obra para interpretarse en la liturgia, aunque su carácter sea espiritual.
La Orquesta de Córdoba culmina así un camino simbólico: de la angustia de noviembre, personificada en la obra de Mozart, hasta la esperanza de la de Brahms, cuando los anteriores y graves problemas económicos parecen dejar de amenazar el futuro de la institución cultural.
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