PERDONEN LAS MOLESTIAS
Aterrizaje de emergencia
Un informe (un disparo, más bien) de la UE desautoriza la ampliación del aeropuerto de Córdoba. No tenía ningún sentido, dice. O sea
PERDONEN que pongamos como ejemplo a Alemania. El país teutón tiene 80 millones de habitantes y 39 aeropuertos. Un aeropuerto para cada dos millones de personas. España cuenta, en cambio, con 47 millones de habitantes y 52 aeropuertos. Una terminal para cada 900.000 ciudadanos. Bien. Ahora descendamos al dato concreto de Córdoba. A la ampliación de la pista de aterrizaje iniciada en el año 2008. La remodelación exigió un desembolso de 85 millones de euros (que se dice pronto) y la expropiación de 188 parcelas que habían invadido impunemente el cinturón de cautela del campo de aviación.
El 4 de septiembre de ese mismo año, la compañía Flysur inaugura a bombo y platillo la actividad aérea comercial de Córdoba 23 años después de su último despegue. Cuatro vuelos diarios a Vigo, Bilbao y Barcelona. Un hito histórico. Cuarenta días más tarde, Flysur suspende todas sus líneas y echa el cierre a un bluff sin precedentes bajo el argumento de que las circunstancias técnicas no garantizaban condiciones suficientes de seguridad.
Con este cuadro surrealista en materia aeroportuaria, comprenderán ustedes el informe que el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea acaba de hacer público esta misma semana. Decimos informe por usar la nomenclatura convencional en estos casos. Pero el documento de la UE, para ser exactos, es un disparo en las criadillas de la incompetencia de nuestros administrados y el lobby aéreo.
El texto recuerda, por ejemplo, que Córdoba tiene un aeropuerto a 40 minutos en AVE y otro a una hora y tres cuartos. El 99% de los 4,2 millones de habitantes que residen en su zona de influencia, además, disponen de una infraestructura aérea a menos de dos horas en coche. Apunten el dato, por el amor de dios. Un dato que explica, entre otras cosas, que el pasado año se hubieran registrado 7.000 pasajeros cuando las previsiones angelicales apuntaban a los 179.000.
El aeropuerto se usa a día de hoy, concluye el informe (o lo que sea), para aparcar aviones privados, gubernamentales y de recreo. Hay bromas bastante más baratas. Pero también más caras. Por ejemplo, aquel chiste que defendía la conveniencia de construir un aeropuerto nuevo. Sobre todo si tenemos presente que el Tribunal de Cuentas de la UE sostiene que el Gobierno tomó la decisión de ampliar la pista y gastarse la pasta gansa sin realizar un estudio sobre crecimiento potencial, análisis de coste-beneficio o o cualquier otro que pudiese justificarlo. No usamos las comillas preceptivas pero la cita es literal. O sea, literal.
Ha tenido que venir la Unión Europea para recordarnos lo obvio. Y lo obvio es que el aeropuerto de Córdoba lleva siendo carnaza electoralista y señuelo del lobby aéreo durante décadas. Con la consecuencia disparatada que ustedes conocen: una inversión pública multimillonaria para nada. Desde ese prisma, podemos decir que Córdoba ya es alguien en el universo patrio de los proyectos faraónicos inútiles. A la altura del aeropuerto de Castellón, las Setas de Sevilla, la Torre del Agua de Zaragoza o la Ciudad del Circo de Alcorcón. La bomba.
En definitiva, subraya un funcionario de la UE, no tenía ningún sentido la ampliación. Imaginen, por tanto, haber construido uno nuevo. ¿Alguna pregunta?