La corrupción derriba a la princesa Srirasmi de Tailandia
El hijo del venerado rey Bhumibol rompe con su esposa tras ser detenidos varios de sus familiares por un escándalo de corrupción
Hasta ahora venerada, la monarquía de Tailandia acaba de sufrir su último golpe con el divorcio del Príncipe Heredero Maha Vajiralongkorn. Aunque esta es su tercera separación, es la que más daño puede hacerle porque se ha debido al grave escándalo de corrupción en que se han visto implicados algunos familiares de su ya exesposa, la también ya exprincesa Srirasmi.
Tras varias semanas de especulaciones desde que estallara el caso, el Palacio Real de Tailandia informó el sábado del fin de sus trece años de matrimonio al anunciar la abdicación de la princesa. Su caída en desgracia se venía barruntando porque durante los últimos días había dejado de aparecer en actos públicos y desaparecido de las noticias sobre la Familia Real incluso el pasado martes, cuando cumplió 43 años.
La princesa se veía así salpicada por la reciente detención de tres parientes con su mismo apellido, Akkharapongpricha, que el rey de Tailandia le había dado a su familia a modo de título honorífico al casarse con su hijo en 2001. Aprovechándose de ese nombre, una veintena de personas han sido arrestadas porque, según la Policía, se amparaban en sus contactos con un miembro de la Familia Real para cometer todo tipo de delitos, desde gestionar casinos ilegales hasta traficar con petróleo de contrabando pasando por ordenar secuestros y extorsiones. Además de por tales cargos, están acusados de difamar a la monarquía, lo que puede costarles entre tres y cinco años de cárcel porque Tailandia no duda en aplicar los delitos de «lesa majestad» para castigar cualquier ofensa al reverenciado Rey Bhumibol, el que más tiempo lleva en el trono en el mundo a sus 87 años.
Para que el nombre real no se viera manchado así, el Príncipe Heredero decidió a principios de este mes prohibir a los familiares de su mujer seguir utilizando dicho apellido. Pero también intentaba evitar que le salpicaran a él mismo las tropelías de los arrestados, ya que no es precisamente muy popular entre los tailandeses.
Frente a la devoción que la mayoría de la sociedad siente por su padre, que está considerado casi como una divinidad y cuyo retrato es omnipresente en las calles, el Príncipe Vajiralongkorn no goza del mismo aprecio.
Casado a sus 62 años en tres ocasiones, se ha visto involucrado en algunos oscuros episodios que, por supuesto, no han sido difundidos por la prensa tailandesa para evitar una imputación por «delitos de lesa majestad». Pero algunos medios extranjeros, como «The Economist» o «Far Eastern Economic Review», han sido censurados por sus artículos críticos con la figura del príncipe.
Educado en el Reino Unido y Australia, el Heredero al Trono tailandés ha seguido una activa carrera militar como piloto de aviones y helicópteros y, en los años 70, llegó a dirigir operaciones militares contra la insurgencia comunista en el norte del país y en la frontera con Camboya, durante la época de los Jemeres Rojos.
Igual de agitada ha sido su vida sentimental, ya que se casó en 1977 con una de sus primas maternas, la princesa Soamsavali Kitiyakara, y poco después la dejó por la actriz Yuvadhida Polpraserth, con quien tuvo cinco hijos antes de que huyera a Londres en 1996. Su tercera y última mujer le dio también un hijo, el príncipe Dipangkorn Rasmijoti, que tiene ya 9 años y será su más que probable heredero. Siempre y cuando la monarquía sobreviva al enfermo rey Bhumibol y a la inestabilidad política enquistada en el «País de la Sonrisa».